De ruta por Tarragona: Las vistas desde las alturas

Recorrido por las cumbres emblemáticas. Tarragona cuenta con picos en los que experimentar sensaciones parecidas a las que vivieron los exploradores del Pirineo

Ascender, sentir y escribir: esas son las cualidades del pirineísta, aquellas que en mayor o menor medida reúne quienquiera que disfrute de la montaña. Aunque de elevación más humilde, Tarragona cuenta con picos en los que experimentar sensaciones parecidas a las que vivieron los exploradores del Pirineo. Esta semana, repasamos algunas de las cumbres con que emular a las figuras destacadas del pirineísmo, de modo que podamos ascender, sentir, y, si nos apetece, podamos compartirlo.

Montaña de Santa Bàrbara (751 m)

La primera de las cumbres nos lleva a la comarca de la Terra Alta, en concreto, a la localidad que enamoró a un joven Pablo Picasso. Durante su estancia de seis meses en Horta de Sant Joan, el pintor tuvo la oportunidad de ascender a lo alto de la icónica montaña de Santa Bàrbara, la misma que retrató en múltiples ocasiones. Este pico de menor elevación alberga cinco templos y lo corona uno dedicado a Santa Bàrbara, de ahí su nombre. La ascensión, si bien breve, supone lidiar con pendientes pronunciada, senderos expuestos al vacío, y un descenso en el que es fácil resbalar por la descomposición de su terreno. El esfuerzo vale la pena, pues desde su cima observamos el municipio y el icono por excelencia de Els Ports, incluido también en esta pequeña lista.

La Mola de Colldejou (922 m)

Así como es común ignorar el nombre de muchas de las montañas de la provincia de Tarragona, una de ellas es popularmente conocida por su inconfundible silueta que imprime en el horizonte del Camp de Tarragona. La Mola de Colldejou, a pesar de ser la más alta de nuestras montañas, es una de las más singulares por su apariencia. Parece inexpugnable como la Serra del Montsant, pero la conquista puede llevarse a cabo por múltiples vías de poca complejidad técnica. En su cima descubriremos una torre de telegrafía óptica vestigio de las guerras carlistas, un mal llamado castillo que corona una cumbre de grandes dimensiones. Así, es su kilómetro de largo y 400 metros de ancho aquello que le confiere su forma.

La Mola del Moro (943 m)

En los contrafuertes de la montaña más alta de Tarragona, lejos de las sendas más concurridas, se encuentran la Mola del Moro y la Mola Castellona, dos montañas que, compartiendo su silueta con la anterior, recortan el horizonte de las Terres de l’Ebre. Tanto una como la otra ofrecen una panorámica deliciosa del Delta a quienes reúnan el valor necesario con que salvar las trepadas que bloquean el acceso a su punto más alto. El itinerario puede emprenderse desde el aparcamiento del Montcaro, de la misma manera que desde el barranco de La Caramella, donde descubriremos y el sistema de balsas diseñado por Jules Carvallo que abastecía de agua a Roquetes y Tortosa.

Las Roques de Benet (1.017 m)

Si hay un símbolo distintivo del Parc Natural dels Ports, esas son las Roques de Benet, donde antaño hubo un asentamiento sarraceno del que nada queda salvo por algunos restos cerámicos. Pudiera parecer desde las calles de Horta de Sant Joan que la única manera de alcanzar la cumbre es mediante la escalada, sin embargo, existe un sendero inusitadamente accesible tanto por su dificultad física como técnica.

Solo son necesarias 3 horas para recorrer los 6,5 kilómetros que integran el itinerario desde el aparcamiento del Mas del Burot. Una vez que alcancemos el punto más alto, podremos observar la caprichosa forma de la citada montaña de Santa Bàrbara.

La Mola d’Estat (1.117 m)

El punto más alto del Baix Camp es el Tossal de la Baltasana, pero quizá sea la Mola d’Estat el pico más bello de las Muntanyes de Prades. Esta montaña poco frecuentada, ubicada en lo que podríamos llamar la cara oculta de la zona, es conocida tanto por la Taula dels quatre batlles como por las tres cruces de hierro que parecen señalarlos el camino a Capafonts, el pueblo de belén de Tarragona. La ascensión apenas ofrece resistencia, pudiéndose emprender desde el pueblo de Rojals, uno de los más bonitos y desconocidos.

La Roca Corbatera (1.163 m)

La muralla natural de la Serra del Montsant, o el Montsant a secas, no tiene cumbres, o al menos eso podríamos concluir en un primer vistazo. No obstante, si agudizamos la vista advertiremos que algunos puntos destacan por encima del conjunto. El más destacado es la Roca Corbatera, el lugar más alto con 1.163 metros de altura sobre el nivel del mar, que se alza sobre la ermita de Sant Joan de Codolar. Se trata, como en muchos de los casos anteriores, de una cumbre accesible desde la que despunta el coloso tarraconense.

El Montcaro (1.441 m)

Finalmente, si los desafíos anteriores nos saben a poco, no lo hará la montaña más alta de Tarragona si la atacamos desde el barranc de La Caramella. La empresa puede tomarnos 8 horas, las mismas en las que salvar sus 1.395 metros de desnivel positivo y sus 16,94 kilómetros de distancia: un reto mayúsculo que desafiará el físico de sus pretendientes.

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