Cristina Cerrada: «El trauma de la infancia genera culpa»
Su última obra, ‘Gadir’, es una novela negra clásica
La última obra de Cristina Cerrada es una novela negra, oscura, que muestra las miserias y la cara más dolorosa de la existencia, con personajes atrapados, sin futuro o con pocas opciones de salir adelante. Es un thriller que transcurre en el interior de cada protagonista y en los lugares más sórdidos de Cádiz, así como en una maravillosa pero aterradora Ceuta. Gadir, publicada por Lumen.
Es una novela negra con una importante carga social.
Empecé a trabajar en ella hace mucho tiempo. Quiero decir que ha sufrido retrasos, adelantamientos por la derecha de otras novedades y también mucha rebaja. Era mucho más negra, poco comercial. No es un estilo que se acepte mucho aquí. La novela policíaca sí, es decir, la novela de guardias civiles o de policías al uso, sí. Pero no la novela negra más social, más crítica, más enfocada en el personaje como tridimensional, no solo como agente de la acción, digamos detectivesca. Ese tipo de novela no está muy de moda. De hecho, en una de esas primeras versiones me la rechazaron, precisamente, argumentando que solo publicaban novela policíaca actual.
¿Ha quedado algo de la idea inicial?
En esta serie de cambios que ha ido sufriendo, he ido variando también un poquito el contexto. A lo largo de los años he ido plegándome un poco, a regañadientes, a las demandas del mercado, y al final llegué a este compromiso que es Gadir y ya no podía bajarme más. O sea, yo no hago novela policiaca enigma. En todo caso, en todas mis novelas hay siempre una carga negra, de negritud ambiental y existencial. Lo mismo que en esta, lo que pasa es que aquí quizá la trama argumental, la trama principal, está más relacionada con el delito, más directamente relacionada con la ley y la justicia, pero sigue siendo una novela de las mías.
¿Qué le ha ocurrido a Suso Corbacho para estar donde está?
A mí siempre me sorprende cuando la gente lee mis novelas y siente empatía. Personalmente, veo un personaje que se parece a cualquier persona normal. Conozco muy poca gente que tenga una vida de estas de canal de yoga o New Age de YouTube. Me parece que todos tenemos heridas, traumas... Quien más, quien menos los conoce. Y el que no los conoce lleva una vida en la que va dando tumbos de síntoma en síntoma. El que los conoce intenta prosperar, pero no siempre es un éxito. Entonces, a unos les da por beber; a otros les da por ser pesimistas incurables y a otros les da por otras cosas. Este hombre ha perdido a la madre, con el padre tiene una relación bastante difícil.
Pero no explica qué le ha ocurrido. Se puede intuir.
No. No es explícita ni su infancia ni lo que le ha ocurrido exactamente con su padre. No se hace explícito porque es algo que no me gusta hacer en las novelas, contar. En mis novelas siempre hay como un núcleo traumático del personaje que está silenciado, que la historia va siempre bordeándolo, lo va silueteando de manera que se puede intuir cuál es, pero nunca lo digo. En la vida real no vamos por ahí diciendo «de pequeña me violaron». Él tiene un pasado que le pasa factura después. Pierde a la madre relativamente joven, está muy desamparado y acaba en el mundo de las drogas. Y ahí se entra y no se sabe cómo se sale. Y él más o menos no ha salido mal, aunque arrastra una serie de pesos, de lastres, de los que le cuesta desprenderse.
Entre el califa y el empresario, ¿quién es peor de los dos?
Me parece que no hay diferencia. Lo dejo claro deliberadamente cuando hablo del origen de Zallas. Es un origen también de mierda por mucho que ahora esté bien situado. Muchos de los que ahora están bien situados en este país o en cualquier otro y en cualquier época de la historia pueden haber tenido un origen de mierda. Y no necesariamente por unas malas condiciones económicas. No, es que nuestros orígenes determinan en gran medida nuestro futuro, nuestro porvenir y nuestro destino. De muchas de las personas que hoy día se presentan ante la sociedad como impecables, respetables acaban saliendo cosas sucias. Que luego lo piensas y reflexionas que tampoco es tan sucio y con esto no me refiero a los que han matado. Haber falsificado un expediente académico es feo, pero lo hacen todos.
También recoge los abusos a menores y cómo de ahí casi nunca se sale bien.
Se sale muy mal porque además, la imaginación y la fantasía es una magnífica arma defensiva de la que nos ha dotado la naturaleza pero también se puede volver contra nosotros. Una persona podría llegar a convertir una infancia desgraciada o una infancia turbia en su peor recuerdo, en algo que le impida vivir. Al personaje de Suso estos recuerdos le lastran, le impiden vivir y él está constantemente atentando contra su propia integridad, con las drogas, con sus relaciones, con la forma en que desaprovecha los recursos que tiene porque es abogado, su familia tiene dinero y, sin embargo, parece que va contra todo eso. Es como una especie de autocastigo porque al final, el trauma de la infancia en los niños genera culpa, porque un niño se culpa de lo que le pasa. Si está sufriendo abusos sexuales, se culpa; si sus padres se separan, se culpa; si le hacen bullying, se culpa. Es como si uno se quedara encerrado en su mente de niño y toda la vida se está culpando y castigando por ello. A él le pasa eso también.
Ceuta como un paisaje maravilloso pero al mismo tiempo aterrador.
Esta obra quedó finalista en el Premio de Novela de la Policía Nacional. Cuando fui a la ceremonia, hablando con uno de los policías que forma parte de la organización, me decía que una de las cosas que había echado un poco para atrás en el momento del fallo, era que el tema de Ceuta es muy controvertido y no gusta mucho hablar de ello. Ahí se cruzan intereses y situaciones sociales muy difíciles. Está por un lado el sufrimiento de las personas que quieren cruzar y, por otro lado, la dificultad de gobernantes y de políticas para conciliarlo con otras situaciones sociales que también conviven ahí. Es un tema muy delicado.
Son todo vidas al margen con un estilo muy directo.
Sí. También ha sido un pequeño impedimento porque hay ciertas etiquetas que hoy en día están consideradas tabúes, que no se pueden tocar, como el machismo. Me decían que el personaje era muy machista, pues sí. No se puede escribir sobre la mierda sin hablar de la mierda. Y él tiene su Dulcinea, es un personaje femenino que está ahí, en un lugar como el de la madre. No se habla de la madre, pero sí de ese ideal de mujer, de ese ideal femenino, que tampoco es un ideal idílico porque es un ángel caído, igual que Sandrine, que es una mujer que también ha caído, está con él en el purgatorio.