‘Leina y el Señor del Bosque’, de Myriam Dahman y Nicolas Digar: Gracias, gracias, gracias

Finalista de los Premios Todos Tus Libros 2024 a Mejor Libro Infantil, este oscuro cuento de hadas habla del necesario respeto a la naturaleza

Leina es una joven tímida y retraída que conduce a través del río la barca que conecta el pueblo en el que vive con el bosque que está justo al lado. Un bosque que todos creen encantado porque muchos de los que lo visitan no regresan, pero al que siguen acudiendo en busca de leña y otros víveres necesarios. Una de las veces, un chico llamado Oren se adentra en él y no regresa, así que Leina se queda esperándole varios días. Una noche le parece ver una linterna entre la densidad y acude a ver si se trata de su amigo, luchando contra la terrible corriente que ha levantado el viento. Sin embargo, se encuentra con un sapo diferente a todos los que ha visto nunca, que se presenta como don Bombifrón, señor del bosque. Le pide que le lleve al pueblo y ella así lo hace. Al regresar del pueblo, el sapo se queja de lo mal que lo han tratado, tirándole piedras, y pide a Leina que le lleve de regreso al bosque. Como ella es la única que ha sido amable con él, la invita a cenar a su casa. Sin embargo, lo que Leina descubre allí saca a la luz el gran secreto del bosque, y de Bombifrón: los humanos desaparecidos, capturados y convertidos en animales, encerrados en jaulas. ¿Será Leina capaz de terminar con el temible encantamiento del lugar?

Myriam Dahman y Nicolas Digard recuperan la figura del bosque encantado con claras referencias a Miyazaki o Alicia en el país de las maravillas, para crear una historia fantástica sobre una chica fuerte, pero incómoda con lo desconocido, que debe hacer frente a un mal mayor imposible de ignorar, rebelándose como una heroína capaz de resolver un problema ancestral. Escrito en tono legendario (“Lejos, muy lejos en el Oeste...”), Leina y el Señor del Bosque captura las sombras de lo recóndito para dibujar un bosque único, gobernado por un sapo que se hace llamar Bombifrón y que vive en un enorme palacio situado bajo tierra, en las raíces de un gran roble, donde mariposas y libélulas cubren sus necesidades. No es la primera vez que conozco un señor del bosque maligno, pero me gusta la vuelta de tuerca que los autores dan al papel del villano, pues el desagradable don Bombifrón es así por un motivo: se dedica a capturar a todos los humanos que visitan el bosque para castigarlos por su falta de agradecimiento a la naturaleza, por no tener en cuenta todo lo que de ella extraen, por no tratarle bien a él cuando visita su amado pueblo. Oren, convertido en ardilla, ayuda a Leina a ganar la batalla a Bombifrón, enfrentándolo a su verdadera naturaleza y rompiendo por fin el encantamiento. Sin embargo, todos aprenden de lo sucedido, y a partir de ese momento, cada vez que algún habitante del pueblo visita el bosque para cortar leña o recoger hongos, hace una ofrenda en agradecimiento, puesto que el espíritu que ahora vive en él ya no es maligno, sino protector.

Título: Leina y el Señor del Bosque
Autores: Myriam Dahman y Nicolas Digar
Editorial: Editorial Pipala
Ilustrador: Júlia Sardà
Precio: 17.90 €

Las ilustraciones que la catalana Júlia Sardà
realiza para dar forma a la historia impactan en su oscuridad. La tenebrosidad del bosque lo es más gracias a esas líneas que rellenan muchos de los elementos que ella dibuja (como los árboles o a la propia Leina), otorgándoles una profundidad exclusiva, y también gracias a esos tonos añejos, apagados, que los colorean. Con un toque vintage, que parece mezclar estilos variados (nórdico, asiático...), sus ilustraciones están llenas de detalles en las que uno se puede perder, para encontrarse al final, con la gran revelación: que este es un cuento para hablar de muchas cosas, del respeto a la naturaleza, del respeto a los demás, de las apariencias... Muy útil para peques que ya leen solitos a partir de 6 o 7 años, que no teman adentrarse en un bosque lleno de misterio.

Ana Punset es escritora.