Berta Dávila: «No se puede elegir no seguir adelante»
La autora gallega publica ‘La herida imaginaria’ en catalán y castellano
La herida imaginaria de Berta Dávila, publicada en catalán y castellano (Les Hores/Destino) es la historia de dos parejas de hermanas distanciadas, dos peces naranjas y un ganso doméstico. Y también la de los habitantes de la aldea gallega de Soutelo, cerca de Viveiro. Falta poco para que se produzca un eclipse solar total, pero ninguna de las protagonistas tiene un interés especial en el fenómeno; las cuatro están sumergidas en su propia oscuridad. Es una novela que habla de amistad, de la búsqueda de consuelo y de las heridas de la existencia.
¿Por qué tiene este interés en las relaciones familiares que no se pueden escoger?
La familia es la primera institución de la que formamos parte y a mí me interesa la novela intimista y todas las cuestiones relativas a los pactos afectivos. Pero, por otro lado, también se me hace raro contestar a esta pregunta porque es un tema muy central en la vida de los individuos. Quiero decir, las relaciones personales, los vínculos de afecto y familiares, no sé si puede eludirlas una persona que escriba novelas.
¿La imaginación es un refugio para desconectar del día a día? Sus personajes huyen.
No tengo claro exactamente que huyan. En principio, parece que sí, su refugio tiene más que ver con la ficción. En todo caso, la imaginación es la estrategia. Pero de todas formas, cuando uno tiene que seguir adelante, y es lo que tenemos que hacer siempre en la vida, no se puede elegir no hacerlo, no se puede elegir quedarse parado y los personajes de este libro siguen adelante de manera un poco disfuncional. Acaban instalados en lugares que no son previsibles, pero son otra forma de estar en el mundo u otros lugares que los han ayudado a reconstruirse en busca de algo mejor.
¿Los refugios son metáforas?
Todo el libro está articulado alrededor de diferentes construcciones un poco simbólicas que además se repliegan en relación a otras. Por ejemplo, está el individuo que quiere guardar todo lo que merece la pena en el mundo en un disco duro. Luego eso se relaciona con unas personas que han hecho un refugio de hormigón para conservar lo que tienen antes de que el mundo se acabe, que es un poco la misma idea, aunque una es virtual y evanescente. Todo el libro se va construyendo en función de esta especie de símbolos por parejas que no están evidenciados, pero que tienen que ver con la búsqueda de consuelo, con el deseo de protegerse de una incertidumbre, de algo que no se sabe si va a llegar o no y que se relaciona, en cierto modo, con el sino de los tiempos en cuanto a esta sensación de un tiempo cada vez más incierto.
¿Por qué dos peces para afrontar una pérdida? Nada que ver con un perro o un gato.
Cada protagonista tiene un tipo de herida diferente. En el caso de este personaje es el tránsito que hace por el duelo y en realidad, la opción de los peces es por la necesidad de aplicar el componente imaginativo que requiere una pareja de peces. Es decir, un gato o un perro te devuelven mucho. Unos peces, no. Entonces, ella tiene que poner todo eso. Imaginar o fantasear todo eso que esos peces le devuelven. Todo lo que ella construye es personal, no es algo que le esté dando el acuario.
Y cada uno supera la pérdida como puede.
No es siempre una pérdida. No es tanto cada uno como puede, sino que en realidad no queda otro remedio. Entonces, tampoco funciona mucho para mí la idea de superar una pérdida, creo que se convive con las cosas que nos ocurren y seguimos adelante y las vamos colocando en su sitio. Siempre me ha parecido un poco rara la idea de superar, como si la pérdida, el trauma o la herida fuesen una carrera de vallas que hay que saltar y llegar a algún lugar. Creo que uno acaba colocando todas esas cosas como puede y sin poder pararse mucho.
Como sus personajes, se reajustan.
Efectivamente. Tampoco tenemos siempre la oportunidad de sentarnos en el vacío a ver cómo vamos a colocar lo que nos ha pasado.
¿Qué papel juega el eclipse?
Una de las primeras premisas era escribir sobre un eclipse que no les importa a las protagonistas del libro, que es lo que ocurre en la novela. El eclipse se encuentra en esa intersección entre la predicción y el azar. Es decir, un eclipse es un acontecimiento bastante extraordinario que cambia de repente cuestiones que dan mucha estructura a nuestras vidas, la noche y el día, cuestiones que parecen inmutables. Pero al tiempo que hace una especie de brecha en un día, es totalmente predecible y está pautado. Sabemos exactamente cuándo se va a producir y, del mismo modo, hay una percepción de todo lo relacionado con el azar, con el tarot, que es un poco un factor fantástico que juega con estas ideas y que tiene que ver con todos los significados que atribuimos desde un punto de vista mágico a elementos que son bastante predecibles.
¿Los personajes prefieren estar solos?
Aunque es una cuestión sutil a lo largo del libro, de todos los personajes se dice siempre en qué trabajan. En la novela hay ciertos tipos de soledades relacionadas con empleos solitarios que obligan a estar mucho tiempo solos. La protagonista trabaja en su casa, está mucho tiempo sola y llega a obsesionarse con su propia soledad. No creo que sea una soledad escogida y deseable, lo que ocurre es que construye un mundo a partir de ella y tiene algo que ver con cómo se configuran las soledades contemporáneas a partir de todos estos trazos, que sí que son un poco diferentes.
También una escultora que trabaja sola.
Va a hacer una residencia en una casa de cristal que está absolutamente desconectada de la aldea donde está situada y se relaciona con la desconexión entre ciertos aspectos de las industrias culturales y los lugares en que se establecen. Ella está dentro de una casa de cristal, por tanto una especie de acuario también donde puede ser observada desde el exterior.
Volviendo al destino, ¿trata la idea de dirigirnos a algún sitio o que la vida pasa sin poder hacer nada?
La tesis de la novela no es ni una cosa ni la otra. La narrativa en general, siempre es una estructura que camina hacia algún lugar o desenlace y precisamente la tesis de esta novela es que es posible que la vida no tenga un propósito escrito como lo tiene una novela, pero también es posible que el propósito sea el camino de encontrar el significado a lo que hacemos y este significado tiene que ver, hasta cierto punto, con el tropiezo y con el encuentro. El encuentro con una persona desconocida o el encuentro con el otro.
Es muy filosófica y muy poética.
Sí. Es una novela que persigue varios conceptos y que va desarrollando pequeñas historias pegadas a estos personajes que se repliegan alrededor de todos estos conceptos.