Las Misiones Pedagógicas en la Segunda República

Cristina López gana el Premio Azorín con ‘La tierra bajo tus pies’

La obra ganadora del Premio Azorín de novela 2024 viaja hasta el Madrid de 1935 con las Misiones Pedagógicas como protagonistas, que llevaban la cultura a todos los rincones del país en los últimos momentos de la Segunda República. La tierra bajo tus pies es un libro de Cristina López Barrio, publicado por Planeta.

En los años 30 del siglo pasado la mujer vivió una época de respiro.
Cati, la heroína de la novela, pertenece a un grupo de mujeres y a una burguesía culta, privilegiada, que tenía acceso a estudios, a un grupo de mujeres que participaban en la vida política, cultural y social. Es cierto que era el principio, acabábamos de conseguir el voto, además. Eran los primeros pasos que dábamos, de la incorporación de la mujer a la vida pública, hacia la igualdad entre géneros. Quería recoger en la novela este momento que había de esperanza, de que era posible una España nueva, de que era posible cambiar muchas cosas y avanzar en la regeneración del país y luego cómo todo esto se truncó. Por eso era el mejor de los tiempos y el peor de los tiempos.

La cita de Dickens.
Efectivamente. Toda la situación tan convulsa que había, a nivel político, a nivel social, todo el malestar que había estaba latente, como una nube que, de alguna manera, flotaba. Por eso también doy algún retazo de los disturbios a lo lejos.

Los personajes no saben que iba a ser el peor de los tiempos.
El lector sabe más que ellos. Pero sí que lo presentían, había esa incertidumbre sobre lo que iba a ocurrir, en una situación cada vez más enconada.

Modernización versus tradición.
Es una novela de contrastes y secuencias y se cuenta a través de diversas maneras. Para empezar, la situación histórica de la que estamos hablando y, sobre todo, en esa época, el abismo que había entre la ciudad y el campo era enorme. Había un analfabetismo tremendo. Entonces, las Misiones Pedagógicas lo que querían era precisamente acercar el campo a la ciudad, reducir ese abismo. El proyecto, aunque se lleva a cabo en la época de la República, se inicia mucho antes con Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza. Ellos querían regenerar España sobre todo a través de la educación, apostar por el maestro rural y por que aprendieran a leer para reducir esa brecha también que había a nivel cultural. Querían que España dejara de ser tan analfabeta. Me parece un proyecto absolutamente maravilloso que tampoco se pudo llevar adelante.

¿Es posible que se conozca más La Barraca, de Lorca?
Lorca es un poeta famosísimo, absolutamente extraordinario. La Barraca era teatro, pero las Misiones Pedagógicas tenían el Teatro del pueblo, con el director Alejandro Casona, y luego además hacían cine. Había sesiones de cine en los pueblos, llevaban un gramófono, ponían discos, sesiones de música, llevaban libros, también hacían lecturas. Y luego además era un museo ambulante. Es decir, las Misiones Pedagógicas englobaban, podríamos decir, más áreas, más ramas de la cultura, porque eran libros, música, teatro, cine, cuadros, era arte. Pero es cierto que es más conocida La Barraca, precisamente porque está unida a Lorca. Alejandro Casona es un gran dramaturgo que quizá no es tan conocido. Tenían un ambiente de titiritero, juglaresco, festivo, sin ninguna preocupación por la escenografía ni por el vestuario, sino que se apañaban con lo que encontraban. Era un teatro libre de prejuicios. Cuando conocemos una obra o sus personajes, nos hacemos una idea preconcebida, pero en el pueblo eso no ocurría. Entonces no tenían ni idea de quién era Cervantes, el Quijote o Sancho Panza y recibían esa representación de una manera virgen podríamos decir.

Es una novela de amor.
No únicamente. Tiene varias patas. Es una novela histórica que cuenta una gran historia de amor, un amor imposible entre una mujer de la ciudad, sofisticada, culta y un hombre ya no solo de campo, sino que es un poco como la historia de La bella y la bestia porque es un hombre que vive en una cueva, muy primitivo y esto me servía también para contar todo lo que encierra la historia. Es una novela de encuentro. De encuentro del mundo de la ciudad con el mundo del campo. Y el acercamiento de estos dos seres, el descubrimiento que hace Cati de la naturaleza, de este mundo más pasional, más atávico, de este contacto con la tierra. Como seres humanos, el contacto con la naturaleza es muy importante.

Esto también tiene que ver con las Misiones Pedagógicas.
Era una idea que tenían. El excursionismo, que se llevaba a cabo también en la enseñanza, el que los estudiantes salieran al campo, que pasearan y tuvieran ese contacto con la naturaleza. Y ahora nos parece muy normal, podemos decir, pero en esa época no lo era. De hecho, a Cossío le acusaban de haber traído esta idea extravagante del excursionismo de Inglaterra y de Alemania. Es una historia de amor que a priori parece imposible, pero que ellos van a buscar. Ella se va a acercar al mundo de él; él al mundo de ella y se van a encontrar en un punto intermedio.

¿Qué puede llevar a una mujer burguesa a acercarse a ese mundo?
Cati pertenece a una familia poco convencional, en la que la madre era sufragista y el padre extranjero. Ella ya vive en un ambiente de apertura. Es un grupo privilegiado de una burguesía culta. Cati es una mujer con inquietudes y una curiosidad por el otro. Y Cossío tiene ese espíritu de aventura, de poesía. El mundo que descubre la atrapa, es como que de repente la hace sentirse viva y le da un sentido.

¿Se puede hablar de exotismo para unos y para otros?
Claro, efectivamente. España era un tanto mágica todavía. El proyecto de los misioneros era modernísimo para la época porque ya hablaban de una apertura a Europa. Tenemos que ser conscientes de que todo esto ha venido después: una educación diferente, por ejemplo, más experiencial de los niños, más de descubrir las cosas a través de la experiencia, la importancia del arte en la educación, dar paso a la creatividad. Bueno, pues ha llegado después, pero ya estaba ahí en los años 30.

También el odio, que posteriormente afloró durante la Guerra Civil.
Es la España cainita. Yo traté de investigar bastante sobre cómo era la vida en la España rural de comienzos del siglo XX. Y estas enemistades que surgían entre los antepasados pasaban de generación en generación, a lo mejor por una linde. Son esas cosas que no se perdonan y crean enemistades entre familias. Ya pasaba en la Inquisición. Si tenías con el vecino una enemistad aprovechabas y lo denunciabas, pero en realidad lo que había detrás de esa denuncia era una enemistad.

¿Qué ha supuesto el premio Azorín?
Ha sido maravilloso, un broche de oro a toda la aventura de esta novela. Es muy reconfortante, un reconocimiento. Y también a ayudar un poco a la difusión de la novela.