La playa, desde un mirador. Coge agua, ponte las bambas... ¡Y camina junto al mar!
Los Caminos de Ronda transcurren al lado del mar y nos dejan conocer paisajes idílicos y calas solo accesibles a pie
Un buen calzado, una botella de agua, protección solar, una gorra y unas gafas de sol. Este es el kit básico que se necesita para el plan de Semana Santa que proponemos hoy. ¡Ah! Y una cámara de fotos a mano, ¡sobretodo! Porque les garantizo que las imágenes que van a inmortalizar serán espectaculares.
Pongámonos en situación: el mar abierto, las olas rompiendo contra las rocas y nosotros contemplando toda esta majestuosidad a lo largo de tantos kilómetros como nos apetezca. Estamos, literalmente, recorriendo esos caminos frente al mar que antiguamente transitaban los pescadores, vigilantes o contrabandistas. Hoy en día, bajo el nombre técnico de GR92 –marcado con una líneas rojiblancas– se conocen como Caminos de Ronda y nos permiten conocer paisajes idílicos y pequeñas calas insólitas a las que únicamente se puede acceder a pie. Dependiendo de la hora del día en que hagamos el recorrido disfrutaremos, además, de la inmensa belleza que nos ofrece un hermoso amanecer o atardecer.
Partimos desde la misma Tarragona y nos adentramos por los caminos paralelos al mar que conducen hasta la Punta de la Mora. Pasaremos por el Boc de la Marquesa y desde allí contemplaremos no solo playas kilométricas, sino también pequeñas calas que, de no saberlo, parecerían ajenas a toda intrusión humana.
Una vez en La Punta de la Mora, tomaremos el camino que enlaza con Altafulla, 4 kilómetros que nos conducirán hasta el imponente castillo de Tamarit, alzado con majestuosidad en un acantilado. Aquí, una vez dejamos el castillo a nuestras espaldas, merece la pena hacer un parón y contemplar la desembocadura del río Gaià, un pequeño espacio natural cargado de una riqueza en cuanto a fauna y flora de un valor incalculable.
Cuando hayamos dejado Altafulla atrás, seguimos paseando por un recorrido llano sin excesivas complicaciones que nos hará llegar hasta la localidad vecina, Torredembarra donde podremos hacer una visita guiada a la torre del faro de la punta de la Galera. Eso sí, prepárense para subir nada más y nada menos que ¡217 escaleras! Antes de dejar Torredembarra, es obligado visitar el espacio natural de Els Muntanyans, un paraíso de arena que conserva las últimas dunas y marismas saladas después del Delta del Ebro.
Ahora, cambiamos radicalmente de dirección y fijamos la mirada en Salou, donde un impresionante camino de ronda de 9 km y situado –su punto más alto– a 77 metros sobre el nivel del mar recorre el litoral desde la zona de Pilons hasta el Faro de Salou.
Y ahora sí, terminamos nuestra excursión y lo hacemos envueltos del misterio de los piratas, esos seres que antaño surcaban los mares. El Mediterráneo no fue una excepción, y prueba de ello se puede ver a lo largo del camino de ronda que transcurre por las pequeñas calas de Miami Platja. A mi desde luego, me pica la curiosidad: ¿Qué tesoros encontraremos allí?