La genialidad de Gabriel Ferrater

Reus. Marina Porras y Jordi Amat acercan al lector el poliédrico personaje, a través de su vida y de su obra

La conmemoración del Año Gabriel Ferrater (Reus, 1922-Sant Cugat, 1972) toca a su fin, una efeméride que ha servido para difundir su obra y reconocer su figura a través de diversas actividades, así como de reediciones y nuevas publicaciones. Entre estas, Vèncer la por, de Jordi Amat (Edicions 62/Tusquets) y la antología Donar nous als nens, con selección y prólogo de Marina Porras (Editorial Comanegra). Ambos autores acercan al lector un personaje poliédrico a través de su trayectoria vital y, especialmente, de su obra que abarca desde la poesía, a la traducción, la pintura o la lingüística.

Vèncer la por es el título de la biografía de Amat. ¿Miedo a qué? «El miedo es la clave psicológica para entender a Ferrater. El miedo a ser muy inteligente y no conseguir que eso le sirva para vivir; el miedo a no poder consolidar relaciones estables con las mujeres; el miedo al fantasma del suicidio del padre; a la enfermedad; al alcoholismo; a saber que necesita beber para ser brillante. Es un personaje que sufre ataques de angustia en algún momento de su vida y no son tratados», responde el escritor.

A pesar de su miedo o precisamente a causa de él, Ferrater brilló. «Es un poeta radical en dos sentidos», comenta Amat. «Por una parte, su verso escrito es prácticamente como lengua coloquial. Cuando lees algunos de sus poemas parece que hable y esto, en catalán, apenas se había hecho y en este sentido lo comparo con Jacint Verdaguer y Josep Carner. Por otra, existe una dimensión que tiene que ver con la moral. Es decir, Ferrater es un poeta enormemente exigente a la hora de pensarse moralmente, con una honestidad que la poesía catalana de finales de los años 50 no lo hacía. Huye del simbolismo, de la metafísica. Piensa de una manera muy moderna el sentido de la vida y las relaciones con los demás, especialmente con las mujeres y el deseo».

Más allá de su poesía, Marina Porras se adentra en la figura del reusense a partir de sus ensayos, sobre los que versa su tesis doctoral. «Es un poeta indiscutible del siglo XX catalán, pero, en cambio, no se dice tanto que es un intelectual indiscutible del siglo XX catalán», defiende Marina. De estos ensayos destaca que «desmienten la idea de que Ferrater era un intelectual desordenado o que pasaba de puntillas por lo que tocaba. Se aprecia el nivel y la profundidad con la que trabajaba y dejan claro que es uno de los críticos más importantes de la literatura catalana. Lo que sorprende es que se pudiera dedicar a tantas disciplinas con un nivel de ambición y de calidad tan alto». Porras, filóloga y escritora, hace una aproximación a Gabriel Ferrater a partir de textos de literatura catalana y extranjera, de cartas públicas y privadas, así como de las entrevistas que concedió a lo largo de su vida. «Quería mostrar todas las disciplinas a las que se dedicó, por lo que tenía que incluir textos sobre literatura catalana, lengua o pintura, para que el lector, leyéndolos, se situara en qué hacía Ferrater y cómo lo hacía».

Jordi Amat, en el Círcol de Reus. Foto: Alba Mariné

El reusense era un lector empedernido y excelente, una faceta en la que coinciden ambos autores. «Carner, Riba y Foix son sus tres poetas del siglo XX. También Ausiàs March y Josep Pla, que le obsesionaba», dice Porras. «La rapidez y la densidad con la que entendía las cosas o la facilidad a la hora de aprender lenguas que le permitían tener un conocimiento amplísimo, lo hacen único. En este sentido, preparando la biografía encontré una serie de documentos que me permitían entender por qué se puso a escribir en un momento determinado y no antes y que tiene que ver con las lecturas que hacía. Además de March y Carner, Shakespeare, por ejemplo. Es decir, antes de ponerse a escribir, fue un lector genial. Entonces, ¿qué entendió? Lo que entendió es cómo explicaban la vida estos tres escritores importantísimos», resalta, por su parte, Amat.

Ferrater y las mujeres

Asimismo, ambos autores subrayan la importancia de las mujeres en su vida. Igual que empezó a publicar poesía muy tarde, también tuvo relaciones más o menos estables muy tarde y siempre con mujeres significativamente más jóvenes que él. «Porque le gustaban, evidentemente, pero también porque no podía tener relaciones que implicaran un compromiso de una vida estable y esto es una de las claves de su vida», cuenta Amat. Justamente, a partir de la documentación hallada se ha podido reconstruir la relación con Jill Jarrell, con quien se acabaría casando, a partir de las cartas que se cruzaron. «Nunca antes nadie las había leído y se trata de una historia de amor muy intensa. Se aprecia muy bien cómo Ferrater vivía las relaciones de pareja», sostiene Amat.

Marina Porras ha prologado y seleccionado las obras de ‘Donar nous als nens’. Foto: cedida

Si bien su figura podría casar con la imagen del poeta romántico que ha llegado hasta nuestros días, en realidad no es así. «Parece que lo tenga todo, la relación con las mujeres, la bebida, el suicidio... Es una dimensión atractiva. Sin embargo, hay otra parte de adolescente eterno, creo que no estaba ni quería estar preparado para la vida de los adultos», señala Amat. «Su imagen como poeta torturado no es verídica. Su vida fue muy vital, en el sentido de que le encantaba la gente. Compartía lo que aprendía y en esto coinciden sus antiguos alumnos de la Universitat Autònoma de Barcelona, donde impartía clases. Lo que ocurre es que le tocó vivir circunstancias durísimas, la Barcelona de los años 50 y 60 y a nivel privado, su familia, que se le deshizo ante sus ojos», manifiesta Marina.

Ferrater, ¿genio? «Tenía una inteligencia genial, superior», concluyen.