La magia del restaurante Les Bruixes invade Altafulla

Los rincones del buen comer. Jaume Drudis es el hechicero de un proyecto reflejo de su pasión por la gastronomía, con productos de proximidad y cocina mediterránea

En el corazón histórico de Altafulla, entre calles de corte medieval coronadas por su magnífico castillo, la magia recorre por todos los rincones, como sacada de un cuento de hadas... o de brujas. Pero hay un lugar en el que esa magia se agolpa como un grupo del inmerso en la fila de un bufete: hablamos de Les Bruixes de Burriac, el restaurante del hotel Gran Claustre propiedad del Grup Tamarit desde el pasado mes de julio, donde los hechizos del pasado se mezclan con la exquisitez culinaria del presente para el deleite y disfrute del comensal.

Jaume Drudis es el hechicero y artífice detrás del proyecto, un apasionado de la cocina que ve y vive la gastronomía como si de alquimia se tratara; arropado por un magnífico aquelarre encabezado por Philippe Leblay en cocina y Marcel Casasús en sala. El ambiente del local es sublime con sus paredes de piedra mimetizadas en unas instalaciones y decoración de vanguardia, un recorrido fascinante para perderse.

La cocina es un claro reflejo de la pasión de Drudis por la gastronomía, en la que no se deja ningún sabor al azar. Una apuesta por los productos de proximidad y la cocina mediterránea aunque derribando algún que otro estereotipo, añadiendo sin contemplación las pinceladas que se crean necesarias para sorprender al degustador con sus platos y su forma de presentarlos.

Una experiencia gastronómica

En Les Bruixes, aparte de un menú diario de treinta y ocho euros, se nos ofrece una serie de experiencias gastronómicas, además de una amplia carta con clara presencia de recetas tradicionales como romescos, calderetas y estofats.

Estas experiencias gastronómicas pueden estar basadas en productos del mar o inspiradas en los productos de la tierra apta para veganos; o la experiencia sensorial, un menú degustación en toda regla en la que Jaume y Philippe dan rienda suelta a su bendita locura y ese laboratorio alquímico alcanza su máxima expresión.

Por nuestra parte empezamos la propia experiencia abriendo boca con una remolacha cocida en jugo de melazas, servida con una jalea de naranja, acompañada de un pequeño velouté de guisantes. Un entremés sorpresivo que nos da pie al primero de los entrantes: la calabaza. Un fruto asado en infusión de anís estrellado y canela con salsa ligera de garbanzos, coronada por una ristra de especias y hierbas aromáticas que se entrelazan ofreciendo una explosión sensorial única. Magia en el plato. Y directamente de la marmita... ¡la bullabesa de pescado! Suntuosidad en cada sorbo, sabores y aromas de nuestro Mediterráneo con la calidez del abrazo de tu abuela. Y el último de los principales, un carré de cordero cocido a fuego lento sobre su propio jugo y escaluña glaseada, en el que el costillar alcanza un sabor y ternura inigualables.

¡Y la guinda final del grimorio! Una crepe suzette interpretada con maestría por el propio obrador.

Sin duda en Les Bruixes de Burriac, la magia es una fuerza viva que impulsa cada aspecto del restaurante. Desde la entrada hasta el postre, cada momento es un acto mágico, un encantamiento para todos los sentidos. Una experiencia única solo mejorable completándola con una estancia en el propio hotel. Un regalo ideal para compartir con esa persona que te hace sentir más especial que un unicornio en una carrera de caballos.

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Dirección:

C/ Del Cup, 2, 43893 Altafulla.

Abierto de lunes a domingo de 13.30 a 16.00 y de 20.30 a 23.00

Teléfono/Web:

Tel. 977651557

www.bruixesdeburriac.com