Gemma Gené: «Querría tener a todos mis hijos pintados en ese edificio de El Vendrell»
La artista catalana ha dibujado a sus dos chihuahuas, los pequeños ‘Twinchis’ al lado del mural de su carlino Mochi, una obra que fue finalista en ‘Street Art Cities’ 2022, la mayor comunidad de arte urbano del mundo
Primero fue Mochi y ahora, Huey y Duey. Los divertidos perros de Gemma Gené, un carlino y dos chihuahuas de pelo largo, relucen en una caseta, anteriormente abandonada, en la calle de Doctora Marie Curie, 9B, en la urbanización Romaní, ubicada en la localidad de El Vendrell, donde Gené y su familia acostumbran a veranear.
Nacida en Barcelona y residente en Nueva York, Gené es una artista visual multidisciplinar cuyo llamativo trabajo la ha llevado a exponer en Nueva York, Miami, Madrid y Barcelona. Su conocido cómic 157ofgemma, sobre su vida con sus perros, su marido y sus dos hijas, triunfa en las redes sociales bajo el mismo nombre y la ha llevado a publicar varios libros. Los pequeños chihuahuas Huey y Duey tienen un perfil propio: @thetwinchis.
Muchos ya los conocemos, ¿pero quién son los Twinchis, nos los presenta?
Los Twinchis son los hermanos adoptivos de mi primer perro, mi carlino Mochi. Son dos gemelos chihuahuas de pelo largo que tuvimos de acogida en invierno del 2017, cuando eran cachorros, para evitar que fueran regalos de Navidad. ¡Eran monísimos! Muy traviesos y movidos y adoraban a Mochi... Además ayudaban a que Mochi, que era cinco años más mayor que ellos y no muy movido, jugase mucho más. Nos enamoramos de ellos y a finales de esas navidades... ¡y nos los quedamos!
La vida con los tres se ve muy divertida...
La verdad que desde entonces nuestra vida es infinitamente más complicada... Divertida también, porque son graciosísimos, pero lo hacen todo muy complicado porque son como dos tornados minúsculos y sin ningún escrúpulo (ríe)..
Físicamente son idénticos, ¿también su personalidad?
¡Qué va! A pesar de ser gemelos tienen caracteres muy diferentes: Huey es un ninja, puedes encontrártelo encaramado a cualquier parte. Es exageradamente listo, no solo aprende cualquier cosa rápidamente sino que utiliza su inteligencia básicamente para hacer el mal: robar, comer, escapar... Pero es muy sensible y supersociable, adora a todo el mundo, sobre todo a los niños. Siempre pienso que hubiera podido ser un muy buen perro de terapia. Por otro lado, Duey es todo lo contrario: es muy antisocial (ríe). Es súper cariñoso con nosotros, pero desconfía muchísimo del resto de personas. Tampoco le gustan los niños ni los otros perros. ¡Y se niega a aprender nada...! Hemos hecho muchísimas clases de adiestramiento y no hay manera: en la última clase, el profesor lo aprobó por pena y dijo que no hacía falta que hiciera el tercer curso porque «ni lo aprovecharía, ni lo disfrutaría...» (ríe). Son básicamente dos terroristas pero se hacen querer mucho porque son muy graciosos.
¿Es la primera vez que los pinta en un mural?
¡Sí! Siempre pinto a Mochi y es la primera vez que tengo la oportunidad de pintar a los Twinchis. Me ha gustado mucho, ha sido muy divertido, y más ellos siente tan pequeños: ha sido genial pintarlos de la medida de su personalidad.
En esta ocasión la Yellow, su hija mayor, que tiene dos añitos, le ha ayudado más activamente?
Yellow me ha ayudado mucho, aunque menos de lo que ella querría porque tiene muchísimo interés. Le encanta pintar y ha podido empezar a aprender a utilizar los sprays. De hecho a la esquina de bajo a la izquierda hay unas pintadas hechas por ella, que evidentemente le permitimos hacer.
El verano pasado pintaron el mural de Mochi, ¿pero cómo ha sido este trabajo a los pocos meses de volver a ser madre?
Esta vez ha sido más difícil porque justo tenía una niña de dos meses y tuve que hacer muchísimas paradas para dar el pecho. Aún así, me gusta mucho hacer murales en familia y es un recuerdo que tendremos siempre. Purple, a pesar de que no lo recordará, sabrá que ella también estaba cuando se hizo.
Con el de Mochi estuvieron encantados, ¿cómo han recibido los vecinos el nuevo mural de los Twinchis?
¡Todos han estado muy contentos! Cuando hicimos el del Mochi mucha gente nos pidió que siguiéramos pintando y tuvieron una decepción cuando llegó el verano y no estábamos. Tuvimos que venir muy tarde por el nacimiento de mi segunda hija, Purple. Así que cuando finalmente pudimos pintarlo, los vecinos de la urbanización nos expresaron lo contentos que estaban. Es muy bonito porque hemos conocido a mucha gente gracias a los murales: muchos vienen y nos felicitan, también nos vienen a animar o nos ofrecen bebidas para mitigar el calor. Incluso un niño pequeño que estaba entusiasmado con el mural y todo el proceso, lo dejamos pintar un poco la pared del lado.
En la anterior entrevista comentaba que su intención es pintar todas las paredes de ese espacio, ¿cuál sería la siguiente propuesta?
Ahora que tengo todos los perritos en las dos paredes, me gustaría pintar una niña en cada una de las caras restantes. ¡Así tendré a todos mis hijos pintados en un mismo edificio! Es un poco egoísta (sonríe), pero, puesto que el encargo de pintar la pared lo he hecho yo misma, he escogido los temas que me gustan más, ¡al menos todos son muy agradables de mirar! (ríe). Pero qué te voy a decir yo, que soy la madre...