Geishas y Samuráis, el seductor Japón del siglo XIX
La muestra, combinación de elegancia, sutileza, sacrificio y disciplina, se puede visitar hasta el 27 de octubre en el Palau Martorell de Barcelona
Geisha-Samurai. Memòries del Japó serpentea entre el persuasivo mundo femenino de las geishas y la leyenda de los fieles guerreros samuráis. La elegancia, la belleza, la sutileza, así como la dureza, el sacrificio y la disciplina, son algunas de las características que reflejan geishas y samuráis a través de armaduras, kimonos, objetos, figuras y fotografías. Un viaje fascinante a partir de una selección de más de 200 obras nunca antes expuestas que ofrecen una panorámica sobre la vida japonesa del siglo XIX. El mundo cultural queda inmortalizado en los retratos de actores y en las escenas del teatro nohō y kabuki y el mundo de la naturaleza se idealiza mediante la pintura de flores, pájaros y paisajes.
Geisha Samurai. Memòries del Japó, sobre la exquisita cultura nipona, se exhibe en el Palau Martorell de Barcelona hasta el 27 de octubre, tras prorrogarse gracias a su buena acogida de crítica y público. Comisariada por Ferrán López, seis son las secciones temáticas que la vertebran: teatro; geisha; shunga. Las imágenes de la primavera; Netsuke, Kakemono y fotografías de época; cultura de guerra y samuráis.
Teatro
La fantasía del lejano Oriente se inicia con los ukiyo-e, xilografías de origen chino que se remontan al periodo Han (206 a.C.-220 d.C.) y es probable que se introdujeran en Japón en torno al siglo VII d. C. A diferencia de Occidente, donde el grabado suele ser fruto de un artista individual, las xilografías japonesas se caracterizan por el trabajo coordinado de varias personas. Dentro de la temática de los ukiyo-e se encuentran los que representaban escenas del teatro Noh, el teatro clásico de Japón, al principio reservado a la aristocracia. También existían otras tipologías teatrales como el kabuki, su versión popular.
Geisha
En Geisha Samurai. Memòries del Japó, la exhibición de imágenes junto a kimonos y otros objetos de uso cotidiano femenino como peines, abanicos, espejos o pelucas adentrarán al visitante en el mundo de la mujer japonesa del siglo XIX.
La representación de la figura femenina fue extensa dentro de los artistas de ukiyo-e. Una plástica que ayuda a entender la compleja situación de la mujer en este periodo de la historia del país.
Las geishas eran artistas, bailarinas e intérpretes de instrumentos, no prostitutas. Poéticamente denominadas en Japón «mariposas de la noche», constituyeron una auténtica profesión de refinadas anfitrionas-entretenedoras, expertas en el arte de la conversación. Vestían con elegantes kimonos, que significa «lo que uno usa» o «lo que uno porta sobre los hombros», una prenda tradicional japonesa, indistintamente masculina y femenina.
Shunga. La primavera
Dentro de los ukiyo-e, el shunga es un género que tiene como temática principal el erotismo. Incluidos en las obras de los grandes maestros en las cimas del arte, revelan una concepción del erotismo sutilmente psicológica. Es destacable que el autoerotismo no era considerada una actividad masculina, sino que un amplio grupo de damas nobles, de compañía y concubinas disfrutaban también de las «imágenes de la primavera».
Fotografías de época
En esta sección se pueden contemplar ejemplares de netsuke (raíz para sujetar), accesorio imprescindible en el vestido tradicional japonés que continúan utilizando en determinados actos, tanto hombres como mujeres. También se exponen kakemonos, otra técnica muy recurrida, literalmente «colgante», con su sofisticado equilibrio de espacios y la búsqueda constante de la creación de objetos armoniosos.
De igual manera, se aborda la importancia de la fotografía. De nuevo, la técnica del grabado japonés ukiyo-e será la base de la fotografía japonesa a través de sus temáticas, encuadres, personajes y escenas, llegando a colorear a la manera ukiyo-e las fotografías.
Cultura de guerra
Se presenta al visitante la figura del Musha, el guerrero tribal, el héroe en los campos de batalla y el esteta en tiempos de paz. Es, al mismo tiempo, guardián de la paz y defensor del poder aristocrático. A lo largo de los siglos se transformará en la figura del samurái, «el que sirve», la imagen heroica y mítica de la tradición guerrera de Japón construida sobre la base de una continua transposición de historia y leyenda.
Samuráis
Al contrario que en Europa –el hombre de armas feudal pesadamente protegido de la cabeza a los pies–, el guerrero japonés, soldado de infantería o jinetes, siempre antepuso su agilidad en combate a cualquier forma de protección que pudiera mermarla de un modo u otro. La tipología de armaduras con estructura laminar, que forman parte de la muestra, se mantuvo en el tiempo, con ligeras adaptaciones a medida que variaban las tácticas de combate, hasta la introducción de las armas de fuego en los siglos XVI y XVII, cuando se cambió por la armadura de placas o tosei-gusoku.
En definitiva, Geisha Samurai. Memòries del Japó se convierte en un seductor recorrido inmersivo por un mundo deslumbrante.