Erastai
En la antigüedad hubo un ritual que fue la clave para resolver un conflicto que perdura en el tiempo
A Samuel Luiz, La Coruña, 3 de julio de 2021, noche del asesinato.
La represión provoca la ocultación, la culpa, el pecado, el desprecio y el asco. En la antigüedad hubo un ritual que fue la clave para resolver un conflicto que perdura en el tiempo:
Sergio y Baco eran dos soldados romanos de alto rango que dirigían la Escuela de los Gentiles en el Palacio Imperial bajo el mandato del Emperador Maximiano. En secreto se convirtieron al cristianismo y formalizaron su amistad con un ritual llamado Adelfopoiesis, en griego: Hacer amigos, Fraternitas iurata, Fraternidad jurada, en latín. Fueron descubiertos por sus compañeros y martirizados hasta la muerte, vestidos con ropas femeninas, en Siria, en el año 303 D.C., hace 1.720 años. Fueron canonizados en el 314 D.C. y su festividad se celebra el 8 de octubre.
El registro más antiguo de su martirio los nombra Erastai, amantes. Se conserva un manuscrito del siglo XI, llamado La pasión de San Sergio y San Baco. El polémico y discutido historiador John Boswell habla de más de ochenta documentos originales, algunos en la Biblioteca Vaticana que describen ceremonias religiosas desde los orígenes del cristianismo, que consagraban la unión entre personas del mismo sexo, realizadas por sacerdotes católicos y ortodoxos en el interior de las iglesias, en los que se invocaba la protección de los santos. Con esta ceremonia también se unían caballeros de las órdenes militares y compañeros de armas. El ritual tenía valor tanto religioso como jurídico, sin distinciones de género, razón por la que se acogieron al mismo tanto hombres como mujeres, que en el transcurso de la ceremonia eran atados con un cinturón que simbolizaba la unión permanente y se prometían fidelidad hasta la muerte. En el siglo XV la Santa Inquisición abolió el ritual y abanderó la persecución y eliminación de los disidentes, así mismo consideró anatema todo aquello que oliera a paganismo, creando así un estigma sin precedentes en la historia. Me pregunto por qué una vez desaparecida la Santissssima de la faz de la Tierra, la Iglesia no restituyo el Adelfopoiesis, y con ello, de una vez por todas borrar de la marginación un grupo social vapuleado a lo largo de la historia. Todavía quedan en el mundo muchos países en los que la homosexualidad continúa siendo perseguida, y en algunos casos condenada a pena de muerte.
En España la igualdad entre el mundo heterosexual y el homosexual, se resolvió por ley, no hace demasiados años, después de muchas discusiones pero sin demasiada violencia, exceptuando los ya habituales ataques homófobos. He dedicado este artículo a uno de ellos, el de Samuel, asesinato del que los criminales han sido condenados recientemente, herederos históricos de la intensa represión que ejercieron las fuerzas públicas durante la dictadura, a los que todavía se unen grupúsculos de descerebrados y partidos reaccionarios, que como siempre sucede, cuando les convenga sacarán provecho de la citada ley.
Para ilustrar este artículo he elegido mi diminuta escultura La pluma, la tan denostada pluma representativa de lo femenino en el hombre, la bellísima pluma, la pluma que inquieta, molesta, provoca, y... atrae, del mismo modo que podía haberlo ilustrado con La mujer barbuda de Diego de Velázquez o el Safe sex de Keith Haring.