Aloma Rodríguez reseña ‘Acerca del robo de historias y otros relatos’ de Georgui Gospodínov
Todas las novelas del escritor búlgaro Gueorgui Gospodínov –tres hasta la fecha– las ha publicado en España la editorial Fulgencio Pimentel; el sello que ahora se lanza a recuperar sus cuentos es Impedimenta. Se mantiene la traductora: María Vútova. Acerca del robo de historias y otros relatos se publicó por primera vez en 2001, casi a la vez que la segunda edición de Novela natural, primera novela del búlgaro –su ritmo de escritura de novelas suele ir a una cada diez años– y reúne un puñado de historias, relatos o cuentos, del escritor búlgaro. Para la reedición de estos cuentos de 2013, Gospodínov escribió: “¿Por qué historias y no relatos? El relato está bien estructurado, asentado en reglas y una tradición escrita. Pero (desde un punto de vista puramente histórico) la historia es anterior a él. Está viva, y por tanto es imperfecta, descuidada y perecedera. Personalmente, esto es lo que considero valioso. La historia todavía guarda el recuerdo de la boca que lo pronuncia y del oído que la alberga.” Aunque la traducción se salta un poco la prevención del autor, en esas líneas encontramos la clave de estas piezas, muchas publicadas en periódicos –de ahí su breve extensión–: tienen algo de inmediato, de organismo vivo, de inacabado, como el relato que se ha elegido para titular la colección, historias encadenadas que otros le han contado al narrador; o como “Vaysha la ciega (una historia inconclusa)”. Vaysha ve el pasado con un ojo y el futuro con otro, pero le es imposible componer la imagen del presente.
El conjunto tiene algo de taller de pruebas: se adivinan los intereses de Gospodínov y la insistencia en temas como la memoria, la caída del muro o el propio arte de contar; también aparece Gaustín, personaje que recorre su obra. Como en sus novelas, hay un humor muy peculiar y una tendencia a lo metaliterario. Dentro del conjunto hay secciones temáticas, entre las que destaca el bloque de cuentos con tren o en estaciones. Por la propia naturaleza de las piezas –intuyo cierta inmediatez en la composición y ejecución–, la sensación es de cierta fugacidad. Algunas de las historias se quedan en la intención, en otras todo parece estar en su lugar y cumplir la función deseada, todo está demasiado acabado, lo que resulta previsible y poco estimulante. Otros, y esos son los que prefiero, tienen ese algo imperfecto y vivo que su autor dice apreciar