“La invitada”, de Emma Cline, explora el universo femenino y la familia norteamericana

Es una novela donde la moral se ausenta y se combaten casi todas las formas del histerismo contamporáneo

Alex, la protagonista de “La invitada”, no tiene pasado ni futuro. Lo que sí tiene es una gran cantidad de presente, un presente a raudales que se desmorona continuamente y que exhibe un sinfín de huecos. En Alex, la novelista estadounidense ha procurado condensar, como viene siendo habitual desde “Las chicas” (2016), las formas de histerismo contemporáneo a las que se somete el cuerpo de las mujeres en la sociedad del capitalismo tardío. Concretamente, en el tejido sociopolítico y emocional de una Norteamérica donde el pacto afectivo, en relación a la familia, está completamente viciado.

No sabemos nada de ella, de Alex, pero lo que la autora sí nos dice es que formaba parte de un grupo de chicas de la ciudad en el que compartían confidencias e información alrededor de cómo sobrevivir y no dejarse contagiar por la infelicidad de los otros. “Chicas disfrazadas de chicas”, se llega a decir. Es entonces cuando comprendemos que lo que llegaremos a conocer de la protagonista nada tiene que ver con su historia personal, sino, más bien, con cómo es ella y las formas que tiene de batallar con una vida sin sostén y cubierta de pena hasta la bandera.

Con todo, Alex conoce a Simon, un tipo rico de la costa oeste, y se marcha con él a su casa de la playa, donde disfruta de unas comodidades y un privilegio que se vuelven ficticios cuando él se desembaraza de ella como si fuese un reloj que ya no le convence. El periplo de ella comienza ahí, cuando ese mundo de ropa ligera y piscinas se desvanece y Lori, la asistente de su medio novio, le invita con amabilidad a abandonar ese supuesto paraíso de fiestas de fin de verano.

La intencionalidad que despliega esta narración no es otra que la de revelarnos un mundo a la intemperie, donde enfrentarnos a según qué escenarios es inevitable. En esta fabulita moderna, Alex no tiene asideros ni materiales ni sentimentales (ni una amiga, ni un solo conocido que responda por ella), tan solo una bolsa de tela en la que almacena la ropa que Simon le regaló y sudor, un montón de sudor. También su teléfono móvil, que ya apenas responde, y que se alza como el espíritu del texto: el zeitgeist de nuestro tiempo es no tener un cargador.

“La invitada” es el relato de cómo alguien acumula errores de cálculo en relación a los demás, porque tan solo establece con ellos una relación utilitarista. Una reflexión estimulante sobre cómo ciertos psicologismos o estados psicológicos modernos autodiagnosticados nos conducen a prenderle fuego a todo.

Título: «La invitada»

Autora: Emma Cline

Editorial: Anagrama, 2024

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