El arte de/The art of Pepe González: El museo imaginario

Un libro siempre es un museo imaginario, acaso un itinerario guiado a través del sinfín de universos paralelos que dan forma a un mundo y a un personaje. Entre las guardas del cautivador volumen El arte de Pepe González, editado con mimo y generosidad por Norma Editorial, habitan de manera simultánea diversos universos: el crisol fecundo de los dibujantes españoles que trabajaron para editoriales inglesas y estadounidenses a partir de los años sesenta del siglo XX; la efervescencia de agencias como Selecciones Ilustradas (SI), de Josep Toutain, y Bardon Art, Jordi Macabich y Barry Coker; los cómics románticos y las líricas portadas de Corín Tellado; la fascinación por el glamour de las estrellas del cine clásico; la estética Weird Fiction que cristalizó en torno a editoriales como la norteamericana Warren, o el afán —heredado de artistas como el rioplatense Alberto Breccia— de experimentar con todo cuanto puede suceder entre un lápiz y una página.

En el centro de toda esa constelación de universos, aparece en este volumen la labor de un creador tan extraordinario como Pepe González. En sus mejores momentos, mientras dibujaba Vampirella en los años setenta, la ansiedad y la fascinación ante la llegada de los originales de González, llevaba a James Warren, el dueño de la editorial, a tener a un rotulista alojado en Manhattan a la espera de que llegase cada una de las páginas, e incluso estaba dispuesto a reimprimir para incorporar cualquier nueva variación. Del otro lado del Océano, la vida de Pepe González, dibujando en el comedor de la casa de su madre en la calle París de Barcelona o, más tarde, en su estudio, era, como detallan en dos conmovedores textos Manel Domínguez Navarro y Rafa Martínez incluidos en el libro, una mezcla de genio, generosidad, anarquía en los plazos de entrega y valentía para vivir de manera abierta e íntegra su homosexualidad en pleno franquismo.

Junto a Luis García, Esteban Maroto, Ramon Torrents, Josep María Beà, Fernando Fernández y Félix Mas —algunos de ellos parte del conocido como Grupo de la Floresta—, Pepe González constituyó el núcleo esencial de los autores que Toutain reclutó la Warren. Ya fuese en las páginas románticas de Valentine o Duo dinámico, en sus portafolios dedicados a Marilyn Monroe, siguiendo las aventuras hiperbóreas de la indómita Herma o entre las brumas de un cementerio, con la anti heroína Vampirella debilitada, El arte de Pepe González va desvelando las capacidades portentosas de un artista cuyos universos estéticos sintonizaron con los de Luis García o el pintor Sanjulián tanto como con sus coetáneos estadounidenses Frank Frazetta, Bernie Wrightson, Jeff-Catherine Jones o Mike Kaluta, para algunos de los cuales también fue un referente.

Junto a sus pin-ups irrepetibles y el dominio extraordinario de la anatomía y una auténtica ocupación erótica de la página, destaca además una sutileza poco común para la secuenciación y la composición, que lo alinea con artistas italianos como Battaglia y Toppi en historietas como Más allá del alba (1978), con guion de Budd Lewis o en las colaboraciones con Margopoulos. Con un texto introductorio de David A. Roach, este libro bilingüe en castellano e inglés en gran formato amplía el material reunido en el volumen norteamericano de homenaje al autor publicado por Dynamite, y constituye una expansión de aquel otro libro formidable, Cuando el cómic es arte: Pepe González, con el que Toutain quiso homenajear al autor a finales de los setenta. No sólo se trata de un trabajo de restitución y de una exquisitez para amantes del cómic y la ilustración, sino sobre todo de un libro necesario para dar a conocer el trabajo de González a las generaciones más jóvenes, en el que la exhaustividad juega a favor del retrato de un autor y una época.

Título: El Arte de / The art of Pepe González

Autor: Pepe González

Editorial: Norma Editorial

284 páginas, 59,5€.

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