Andrea Toribio reseña ‘Estuve aquí y me acordé de vosotros’, de Anna Pacheco
Una cosa es la dicha de viajar, ¿otra la de trabajar? Porque, en ocasiones, se trabaja sabiendo que se viajará. Si juntamos ambas cosas, si las agitamos... No resulta otra fotografía que un crucero en miniatura en una estantería del salón de casa de nuestros padres. Así comienza Anna Pacheco (Barcelona, 1991) a narrar la disconformidad del disfrute del dinero en un contexto de ocio, y fuera de nuestro ámbito doméstico y urbano cotidiano, y la clase social a la que se pertenece. Ambas esferas generan fricciones; sobre todo, si alguien puede disfrutar de su tiempo libre en una cama llamada el trabajo asalariado mal remunerado de otro alguien. Más que un ensayo, decía, “Estuve aquí y me acordé de vosotros. Una historia sobre turismo, trabajo y clase”, publicado por Anagrama, es un relato en el que la peripecia del héroe es imposible. No por nada, sino porque los trabajadores de aquella industria, la del turismo, no acostumbran a desenvolverse en su ámbito laboral con los medios que el propio entorno profesional facilita.
Además, no hay adalides de nada, pero sí encontraremos víctimas, porque el uso del dinero para comprar tiempo es incompatible con la tranquilidad, eso sí, para según qué clase social. La sola idea es enajenante. En el libro se abordan las dimensiones del impacto en la vida de los trabajadores que el turismo de lujo ofrece. Estos, durante sus jornadas, consiguen generar esa ficción de riqueza ligera y, sin embargo, agotadora. El colmo de la limitación es formar parte de un sistema de producción que se ocupa del dinero que sobra, aparentemente, de su capitalización y posterior transformación en un tiempo en el que se deja que otro evite pensar por uno mismo y cubra unas necesidades que no sabía que tenía.
Para la autora, dos cosas han de tenerse en cuenta a la hora de hablar de turismo, y serían las dos ideas que vertebran el texto: por un lado, el “efecto desclasante del turismo” y, por el otro, saber se trata de un “disparador del resentimiento de clase”. Porque, a medida que vamos leyendo, la noción del dinero como algo que pueda presentar ‘calidad’ se nos hace menos ambigua y más presente. El dinero se devalúa dependiendo de las manos en las que esté.
En fin, ya no hay nada que suceda a un nivel de experiencia de usuario, ya no existe esa figura. El turismo legitima la existencia de una desigualdad: unos tienen tiempo, otros no. Porque, en ocasiones (o tal vez siempre), unos han sido conscientes de un minutero que otros ni escuchaban avanzar.
Estuve aquí
y me acordé de nosotros
Autora: Anna Pacheco
Editorial: Nuevos cuadernos Anagrama, 2024