Elena Almirall: «Pandora es la valiente, la que se atreve a abrir la caja»
La autora, doctora en Historia, publica ‘Entrar en el Olimpo’, un viaje a la mitología clásica para llegar al autoconocimiento
Entrar en el Olimpo es un viaje hacia el autoconocimiento a través de la mitología clásica. De la mano de Elena Almirall Arnal y publicado por Kairós, el libro quiere ser una guía hacia una meta. Los relatos que se describen explican diferentes procesos para aprender a enfrentar encrucijadas.
Ha recuperado las diosas y los dioses del Olimpo.
Siempre he tenido mucho interés por el tema espiritual. Soy de tradición católica, pero me interesé mucho por el budismo, por el hinduismo y el hecho religioso. Y por otro lado, también por la mitología griega, desde muy pequeña. De hecho, a los 12 años, en el colegio me hablaron de los mitos y me fascinó el tema, por lo que pedí un diccionario de mitología griega. Toda la vida he ido leyendo mitología y al final me di cuenta de que todo lo que dice el budismo, el hinduismo, en la tradición occidental también lo tenemos, en la filosofía antigua, grecolatina, pero también en los mitos. Y pensé que todos estos mitos que parecen historietas, tienen mucho más que decir de lo que parece a primera vista.
De todas esas historietas, ¿Pandora es la más relevante? ¿Todavía sufrimos sus consecuencias?
Pensando en Pandora y en el significado que podría tener, simbólicamente, he reflexionado un poco sobre todo esto de que ella es la culpable, sobre todo lo que tradicionalmente se ha dicho. Para mí, Pandora es la valiente que se atreve a abrir la caja, porque la caja de oscuridad la tenemos todos dentro, es lo que Freud llamaba los cajones del inconsciente. Son una serie de cosas que no nos gusta ver y que escondemos muy profundamente. Creo que es un error tenerlas tan escondidas porque salen mal y cuando no deben hacerlo. Entonces, Pandora es la que se atreve a ver qué hay en esa caja, qué tiene dentro esa caja. Y si tú te atrevieras a mirarlo y enfrentarlo, lo puedes gestionar mejor, lo puedes comprender mejor. O sea, al mismo tiempo que te comprendes a ti mismo, eres capaz de entender a los demás. Y esconderlo solo trae desgracias. En cambio, abrirlo nos da otra perspectiva de lo que somos como seres humanos.
Al final de cada capítulo, de cada personaje, tiene una reflexión de autoayuda.
Más que autoayuda, diría autoconocimiento, porque para mí es muy importante conocerte a ti mismo. Esto ya lo decían los griegos, o sea, no lo he inventado yo, lo dicen todas las tradiciones. Precisamente por eso, porque si te conoces a ti mismo sabes quién eres, sabes dónde quieres ir, sabes todo lo que te mueve y puedes gestionar mejor tu vida y los problemas cuando vienen, o los miedos, o todo lo que va surgiendo a medida que vas caminando.
¿Qué deberíamos hacer ahora nosotros para entrar en el Olimpo? Porque los antiguos tenían una serie de prerrogativas.
Sí, serían las máximas de Delfos, que están recogidas en la mitología con historias simbólicas. El tema del mito es un pensamiento simbólico que, como es abierto, da lugar a interpretación. Y yo creo que tienes que tener una serie de claves para poder interpretarlo. Yo he encontrado las mías, una serie de informaciones para abrir todas esas puertas que llevan al Olimpo. Este sería como el paraíso cristiano o como el Shambhala oriental. Es la recompensa al final del camino cuando has podido ir gestionando, cuando has podido ir abriendo el corazón, porque al final es un camino de amor y de convertirte cada vez más en la mejor versión de ti mismo.
¿Y los no creyentes?
También. O sea, el Olimpo para mí es un símbolo de un estado de conciencia en el cual estás en paz contigo mismo. No hace falta tener ninguna religión para querer encontrar este estado de paz, de equilibrio, de ecuanimidad. No es un tema religioso, sino más bien personal, de estar en paz.
¿De entre todos estos personajes, se queda con alguno?
En cada momento vital la respuesta es uno u otro. Para mí, en este momento vital personal, es Pandora. Y es atreverme a abrir todas esas cajas de oscuridad que tengo y entonces, me permite ir entendiendo, y pensar que si una vez he tenido miedo o rabia, la siguiente vez lo haré mejor. Para mí, Pandora es ir profundizando en la oscuridad.
Tiene perfiles de autoayuda en Instagram. El oráculo de la Pitia, por ejemplo.
Me interesa mucho todo el mundo del Tarot y del oráculo, la adivinación. De hecho, uno de los trabajos que hice en la universidad fue sobre la adivinación en la Odisea. Porque es una manera, algo alternativa, de comunicarse con el más allá, con los dioses o con algo que no sabemos qué es y que nos puede dar pistas sobre nuestro futuro, sobre nuestra cultura o sobre nuestra situación. De hecho, yo colecciono Tarots. Tengo unos 50 y me gustan tanto como los oráculos.
¿Cree que, como se dice tradicionalmente, cuando vienen los tiempos oscuros, como cuando hay crisis o epidemias, es cuando la gente se acerca más a estas cosas?
Sí, sí, quizás sí, porque realmente cuando estás bien y feliz no piensas tanto en ello y cuando tienes una crisis, buscas respuestas. En los tiempos felices no necesitamos respuestas. Los disfrutamos. Pero, en cambio, cuando vienen tiempos de crisis, la pregunta es ¿por qué? Pero mi propuesta, que también aparece en el libro, es que en lugar de preguntarse por qué, lo que nos convierte en víctimas, hay preguntarse para qué, lo que nos convierte en guerreros, en qué debes aprender de esto, qué nos mueve. ¿Cómo podemos colocarnos? ¿Cómo debemos gestionarlo? Hay muchas preguntas y respuestas relacionadas con un momento de crisis y es precisamente cuando nos cuestionamos todo.
Esto de saber salir adelante, ¿diría que es consecuencia de la sociedad actual, del individualismo, que también culpa al individuo muchas veces de su situación? Es decir, no tienes trabajo porque no sabes buscarlo o tienes una enfermedad porque te has alimentado mal.
Yo pienso que la culpa es algo muy cristiano. No somos culpables, pero sí que somos responsables de cómo gestionamos. Quiero decir, estar bien, muchas veces no depende de ti cambiarlo, pero sí depende de ti cómo reaccionas a eso. Y, por ejemplo, también es cierto que muchas veces tendemos a echar la culpa fuera. Pero claro, eso no sirve de nada. Lo que tienes que ver es qué puedes hacer tú, cómo reaccionas tú y cómo gestionas tú. Ahí es la única posibilidad que tenemos de gestionar o de actuar con libertad. Hay cosas que nos vienen y es cierto que hay cosas que las buscamos. Al final, depende de ti ver qué haces con eso.
Pero si hablamos de oportunidades, no todos tenemos las mismas. Es decir, la casilla de salida no es la misma...
Claro, estoy totalmente de acuerdo. Lo que pasa es que, con las mismas oportunidades, hay gente que hace cosas buenas o malas. Hay gente que tiene una vida que en principio podría ser perfecta y su vida es un desastre. Es decir, tiene todos los medios para hacer todo bien o para tener todo lo que necesita. En cambio, hay quienes, de entrada, a lo mejor no tienen nada y después logran llegar a donde quieren. Entonces, yo creo que sí que hay un punto en que debemos saber distinguir a dónde podemos y a dónde no podemos llegar. Hay cosas que no dependen de nosotros, hay cosas que sí. Y creo que, precisamente, el autoconocimiento, el preguntarse y el reflexionar te da la sabiduría para saberlo.
¿Estos dioses y diosas griegos tienen alguna relación con el Tarot actual? ¿Cómo se entrelaza todo ello?
Todos son caminos de conocimiento. El Tarot es una herramienta que quizás no te dirá el futuro, pero con el que sí que, dependiendo de las cartas que te salgan, puedes ver un poco cómo se mueve tu energía en ese momento. Yo en esto sí que creo. Pero hay muchas cosas, no solo el Tarot. Las cartas, para mí, muchas veces te dan una información. Siempre destaco mucho que, para mí, la erudición, el aprender tiene que servir para algo. La erudición por la erudición no me interesa. Lo que me interesa es que del mito aprendas, que te sirva para algo. En este libro, lo que he intentado hacer es dar esta visión, este conocimiento que los mitos me han ofrecido y poder compartirlo porque no hay nada que me haga más feliz que poder compartir cosas bonitas que encuentro en el camino.