El paraíso tarraconense que tiene nombre propio: Terres de l’Ebre
Ir a las Terres de l’Ebre es, por su singularidad paisajística, como viajar a miles de kilómetros, pero al lado de casa
Arranca oficialmente la Semana Santa y en el Diari ponemos punto y final a nuestras propuestas para disfrutar de estas vacaciones desde uno de los paraísos más preciados de la Península Ibérica. Catalogadas como Reserva de La Biosfera por la UNESCO desde 2013, las Terres de l’Ebre son uno de los 100 mejores destinos de turismo sostenible del mundo según la prestigiosa Asociación Internacional Global Green Destinations. ¿Qué les parece?, ¿vamos?.
Ir a las Terres de l’Ebre es como viajar a miles de kilómetros, por la singularidad paisajística de su entorno, pero en vez de viajarlos nos encontramos, justo al lado de casa, con ni más ni menos que 3.300 km2 de un paraje natural inigualable repartido entre las comarcas del Baix Ebre, Montsià, Terra Alta y Ribera d’Ebre. Además, hay varios caminos que unen estas cuatro comarcas y que nos ofrecen la posibilidad de visitarlas recorriendo el litoral pasando por arrozales, viñedos y árboles frutales de todo tipo.
En el transcurso de nuestra ruta nos encontraremos con el imponente –por maravilloso– Faro del Fangar, una de las construcciones más emblemáticas del Delta de l’Ebre. Desde allí, y desde las zonas más cercanas a él, es el momento ideal para hacer birdwatching –observación de aves–, más aun teniendo en cuenta que en las Terres de l’Ebre se pueden ver alrededor del 80% de especies de aves de Catalunya. Mención especial merecen aquí los flamencos, una de las aves que más frecuentan el litoral ebrense y que se distinguen perfectamente gracias a su llamativo plumaje rosa y a sus largos cuellos.
Por último, les propongo acercarse hasta la Llacuna de la Tancada, en Amposta. Una vez más, allí podremos observar miles de aves que, dependiendo de la época del año, han migrado buscando la calidez de las buenas temperaturas. No dejen de alzarse en uno de los miradores dispuestos específicamente para observarlas, les aseguro que se van a sorprender.
Pero si quieren un poco más de actividad, vayan a la Llacuna de l’Encanyissada. Allí verán a las aves en su hábitat natural. Podrán observarlas montando en bicicleta y recorriendo los bellísimos caminos entre arrozales, o bien perchando con las barquitas de madera típicas de esta zona.
El Ebre más abrupo
No crean que Terres de l’Ebre es únicamente sinónimo de llanos interminables de arrozales y lagunas. ¡No! Unos pocos kilómetros al interior se alza, majestuoso, el mazizo de Els Ports de Besseit, con el Mont Caro imponiéndose altivo entre las montañas.
Por allí los amantes del senderismo –ya sea nivel principiante o experto– tienen infinidad de rutas para perderse entre unas moles que les harán sentir diminutos pero valientes. Una de ellas, de nivel avanzado, es la conocida ruta circular Estels del Sud –para la que incluso se requiere pernoctar varias noches–, o la ruta de los árboles monumentales de la Sénia.
Y ahora sí, ponemos punto y final a nuestro recorrido por ese territorio digno de catalogarse como paraíso. Si no se lo creen, ¡vayan y compruébenlo ustedes mismos!