El Museu de Valls saca a la luz sus tesoros

La galería inaugura ‘Pintura sin ismos’ una muestra visitable hasta finales de enero de 2025 principalmente con piezas del fondo de su colección

«Hace casi 70 años, en 1955, se celebró en Barcelona la III Bienal Hispanoamericana de Arte. Fue una gran exposición, de una gran transcendencia teniendo en cuenta que en aquella época España estaba cerrada políticamente como para plantear una muestra con artistas americanos, por lo que fue un gran acontecimiento», explica el director del Museu de Valls, Jordi París.

El año que viene el Museu de Valls preparará una muestra para celebrar la efeméride. Pero antes, para calentar motores y también como contraposición, presenta la exposición Pintura sin ‘ismos’, que se inauguró ayer y que se podrá visitar hasta finales de enero de 2025.

Se trata, básicamente, de una cuarentena de obras del fondo de la galería. Una mínima parte provienen –unas siete piezas- del Museu d’Art de Cerdanyola, del Museu Déu y del Museu Pau Casals, del Vendrell, de la Col·lecció d’Art Banc Sabadell, así como de algunos coleccionistas particulares.



Grupo Taüll y Sala Parés
«La III Bienal Hispanoamericana de Arte comportó dos hechos singulares dentro del panorama artístico catalán. Por un lado, la creación del grupo Taüll, formado por artistas jóvenes con espíritu vanguardista con nombres como Tàpies, Guinovart, Cuixart, Tharrats o Jordi Mercadé. Por otro, la edición de ‘Pintura sin ismos’, a cargo de la Sala Parés, una publicación que reivindicaba la pintura figurativa», comenta París, también comisario de la exposición vallense. Los pintores de esta galería reconocidos en aquel momento eran Josep de Togores, Josep Mompou, Joan Serra, Pere Pruna, Rafael Durancamps, Josep Amat, Mallol Suazo, Ramon de Campmany, Domènec Carles, Manuel Humbert o Alfred Sisquella. Los mismos a los que el Museu de Valls dedica la muestra que se abrió ayer.

«Ante las tendencias más modernas que empezaban a aparecer y la abstracción, frente a las aventuras e ismos, la Sala Parés, con esta monografía, reivindicaba a sus artistas. No olvidemos que en los años cincuenta era la galería de arte más reconocida en Catalunya, donde exponían los creadores más considerados. En aquel momento, la sala no quiso desaprovechar el escaparate internacional que suponía la bienal para reivindicarlos», dice París. «Ellos hacían una obra más figurativa, más clásica, lo que no quiere decir que no estuviera bien elaborada. Eran grandes pintores, de oficio, con una técnica excelente y con un planteamiento ideológico claro, con una obra adecuada a los gustos de la clientela de la galería».

En este sentido, París recuerda cómo estos pintores, en su época joven también abrazaron otros estilos. «Habían innovado, pero en esta etapa de su vida, hacían una obra totalmente figurativa. Es una tensión entre unos y otros, que es normal y que gracias a ella las cosas avanzan. Son diferentes formas de entender un mismo momento».