El cáncer de mama en primera persona
Día Mundial. A través de su testimonio, Ana Sarb y Lluïsa Bertomeu pretenden normalizar la enfermedad
«Se estima que una de cada ocho mujeres sufrirá un cáncer de mama a lo largo de su vida», asegura el médico adjunto del Servicio de Oncología Médica y coordinador de la sección de patología mamaria y ginecológica del Hospital Universitari Sant Joan de Reus, Kepa Amillano. Así, coincidiendo hoy con el Día Mundial, el testimonio de quienes luchan contra el cáncer trasciende para normalizar la enfermedad.
Ana Sarb explica que el cáncer de mama le ha cambiado la vida. «Cuando me diagnosticaron, llevaba 15 años trabajando limpiando hogares y poco a poco tuve que dejarlo». Sarb, de Rumania e instalada en Reus desde hace años, dejó aparcado el trabajo al empezar el tratamiento y «también un sueño»: abrir una pastelería en la ciudad de Reus.
La búsqueda de local para abrir un negocio de pasteles en la capital del Baix Camp fue interrumpida por la llegada de la pandemia y más adelante por la aparición del cáncer. Cuando le descubrieron un bulto en el pecho sólo atendían por teléfono por el Covid-19. «Me di cuenta que era algo serio cuando la doctora me pidió que fuera en persona», añade Ana Sarb.
El desconfinamiento ha supuesto para la mujer un «largo» proceso: «Pertenecí al colectivo más vulnerable». Durante esa temporada de vuelta a la normalidad, «me sentí muy apoyada por mi marido, mis hijos y mi vecina, que siempre estaba pendiente de mí al volver de la quimioterapia». El proceso para ralentizar los efectos de la enfermedad ha sido «duro». Seis meses de quimioterapia, la operación, las sesiones de radioterapia y en estos momentos, «sigo un tratamiento hormonal que tengo que mantener entre cinco y 10 años, además de pastillas para el dolor».
El tratamiento la ha debilitado físicamente y ha hecho que su cuerpo cambie. A Sabr le afectó ganar peso por la medicación y la doctora le habló de la Lliga contra el Càncer de les Comarques de Tarragona i Terres de l’Ebre, donde he encontrado a más mujeres con su mismo cáncer y otros, «nos animamos y nos escuchamos». Conocer la Lliga ha permitido a Sarb practicar yoga, donde «me relajo y me muevo, eso me ayuda con los calambres que me dan en una mano».
Tomar conciencia
«El cáncer vive entre nosotros, y cada vez más». Con estas palabras, Lluïsa Bertomeu (Deltebre) habla con naturalidad del cáncer de mama -coincidiendo, hoy, con el Día Mundial- porque «para mí, es una manera de ser consciente de la enfermedad».
Periodista de profesión, a Lluïsa Bertomeu le diagnosticaron un cáncer de mama con metástasis ósea el año pasado. «Todo empezó con fuertes dolores de espalda, muy exagerados. Entonces, lo primero que hice fue ir al fisioterapeuta, pero al no notar alivio, me recomendó acudir al traumatólogo», recuerda la deltebrense.
«En aquel momento, el especialista pidió diferentes pruebas diagnósticas, entre ellas un TAC, cuyo resultado mostró que tenía metástasis, pero no reflejaba dónde estaba el cáncer, aunque estaba avanzado», explica Lluïsa Bertomeu, quien añade que «tras el diagnóstico me ingresaron -este fue el momento más duro- para hacerme más pruebas, hasta que hallaron que se trataba de un cáncer de mama con metástasis ósea».
Por ello, lamenta que «he tenido mala suerte, porque normalmente los tumores son redondos y se palpan, pero el que yo tengo está entre fibras, y, aunque existen casos, es inusual». En este sentido, hace hincapié en «que todos los años, desde los 35, me hacía una ecografía y una mamografía, pero no fue hasta que se manifestaron los primeros síntomas, cuando ya la metástasis ósea había afectado algunas vértebras de la espalda y del cuello, que supimos de la existencia de la enfermedad».
En cuanto al tratamiento, Lluïsa Bertomeu detalla que «me sometí a diez sesiones de radioterapia localizada en la espalda, para frenar el avance de la metástasis, ya que las zonas afectadas no se pueden curar». Ahora, sigue explicando, «los esfuerzos de los médicos, a través del tratamiento, van dirigidos a controlar y evitar que la metástasis afecte a otros órganos, como el hígado o los ovarios, pero en este último caso me intervinieron quirúrgicamente para extraerlos».
Por todo ello, Lluïsa Bertomeu confía que su testimonio sirva para «normalizar la enfermedad porque, por suerte, hay muchas mujeres que luchan y sobreviven al cáncer».