«A mi yo que se presentó a la selectividad le diría: ‘Tranquila, todo irá bien’»
Hoy es el día, después de semanas de estudios y nervios hoy arrancan las PAU. Así las preparan quienes se presentan ... Y así las ven los universitarios que ya han pasado por ellas
Ha llegado la hora. Hoy a las 9 de la mañana 4.035 alumnos de la demarcación de Tarragona (42.535 en Catalunya) comenzarán a responder el examen de Castellano, el primero de las PAU (Prueba de acceso a la universidad), de este año.
Cecilia será una de ellos y cuenta entre apuntes y un dolor de tripa que la acompaña desde hace días, que cada año veía la noticia de la selectividad en televisión y ahora que le toca a ella «no me hace ninguna gracia». Quiere estudiar un grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y teme que la nota de acceso se dispare y no pueda entrar.
Como cada año la presión va en función de la nota que se necesite para entrar al grado deseado. Y es que, si se atiende a las estadísticas, las posibilidades de aprobar son muchas: el año pasado el 93,4% de quienes presentaron a las pruebas en Catalunya las superaron.
Silvia, otra de las que se presenta, dice estar más tranquila, aunque reconoce que cuando vio toda la materia que tenía por delante «me agobié mucho». Ha aprovechado los entrenamientos con su equipo de baloncesto para desconectar «y hablar con gente que no está obsesionada con los estudios». Quiere hacer un grado de Química en inglés.
Laura, que quiere hacer veterinaria, necesita una nota alta, pero en su caso el momento de desconexión ha consistido en ir a desayunar con su padre. Y Elsa, que está convencida de que su vocación es ser enfermera, cree que será muy difícil conseguir la nota «si no llego comenzaré con un ciclo de FP», señala.
Pero, ¿por qué la selectividad genera tanta angustia?. No es solo cuestión de expectativas propias y ajenas, sino de la edad a la que se presentan. Mireia Cabero, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que «cuando una experiencia reúne tanta carga vital en una edad en la que la madurez emocional todavía no ha podido desarrollarse, el cerebro vive con mucha intensidad las emociones. Como no es fácil gestionarlas, y menos a determinadas edades, cuesta que esta intensidad se reduzca fácilmente», indica.
...Y las familias rezando
Pero cualquiera que lo haya vivido en casa sabe que el que se presenta no es el único que sufre; una ronda con padres así lo confirma. Alejandro dice que «me faltan santos para rezarles»; Teresa explica que en los últimos días su hija apenas sale de la habitación «y salta a la mínima»; María dice sentir «una sensación agridulce» porque está contenta de que su hija haya terminado el bachillerato pero lo tiene muy complicado para estudiar lo que realmente le ilusiona: «Yo también he puesto una velita», cuenta.
Y Ana quiere «que se acabe de una vez para normalizar la vida familiar; vamos todos como pollo sin cabeza... Luego hay que esperar a que salgan las notas y después la asignación de la universidad... Es el principio de un mes entero de nervios», vaticina.
Pero, tal como explica la psicóloga Cabero, hay que huir de la creencia errónea de que la vida académica y profesional quedará determinada por lo que pase en estas pruebas.
Y para hacerlo nada como hablar como los que ya están en la universidad. Hablamos con un grupo de estudiantes de Fisioterapia que está sentado al sol en el Campus Catalunya. Nadie quiere acordarse de las PAU pero, visto en perspectiva, cuentan que no fue para tanto. Aconsejan a los que van a presentarse que estén tranquilos, que traten de dormir y de hacer deporte: «y que sepan que si no les va como quieren no se acaba el mundo». En el grupo hay quien entró en la segunda asignación, quien se presentó a las PAU en septiembre y quien comenzó estudiando otra carrera.
Unos pasos más allá tres alumnas de Trabajo social cuentan que dos de ellas no han entrado a la universidad desde bachillerato sino después de terminar un ciclo formativo. La única que hizo las PAU recuerda toda la angustia de esos días. Cuenta que, si pudiera regresar en el tiempo. «A mi yo que se presentó a la selectividad le diría: ‘Tranquila, todo irá bien’».
Novedades de este año:
Modelo pandemia. Las PAU de este año son las últimas que se celebran bajo el modelo covid implementado desde 2020. Este modelo, que permite mayor flexibilidad en la elección de preguntas, será reemplazado en 2025.
Cambios en lengua y literatura. Este año, en las materias obligatorias de lengua y literatura castellana y de lengua y literatura catalana, los alumnos podrán elegir dos preguntas de un total de cuatro, de las cuales dos harán referencia al control de lectura obligatoria y dos más versarán sobre el estudio del hecho literario, como marcan las nuevas competencias de la Lomloe. En las anteriores ediciones de las PAU, se proponía a los alumnos tres preguntas, todas basadas en control de las lecturas obligatorias del currículum del bachillerato, y los alumnos elegían dos.
Vuelve Historia de la Filosofía. Otra de las novedades de las PAU de este año es que la materia de Historia de la Filosofía vuelve a la fase general de la prueba, dado que al Bachillerato Lomloe recupera la condición de materia común y los alumnos podrán elegir entre examinarse de esta materia o de Historia.
Fases general y específica. Las PAU 2024 seguirán constando de dos fases, la general y la específica. En la primera seguirá habiendo cinco exámenes obligatorios: Lengua Catalana y Literatura, Lengua Castellana y Literatura, Historia o Historia de la Filosofía (a escoger una), Lengua Extranjera (inglés, francés, italiano o alemán) y una materia de modalidad. En cuanto a estas últimas, la novedad será que los alumnos podrán elegir entre siete materias en lugar de las cinco tradicionales puesto que se han añadido la de Ciencias Generales para los estudiantes procedentes del Bachillerato General y la de Artes Escénicas a causa del desdoblamiento del Bachillerato de Artes.
Récord de matriculados. El número de estudiantes matriculados en Catalunya (42.535) llega a récord por tercer año consecutivo. Son 816 más que el año pasado.