De ruta por Tarragona: el Stonehenge de La Ràpita
El del Reino Unido es sobradamente conocido, pero no sucede así con el de La Ràpita, ubicado en la prelitoral Sierra del Montsià a escasa distancia de la icónica Roca Foradada
El círculo megalítico de Stonehenge es uno de los monumentos grabados en la memoria colectiva. Es, en pocas apalabras, un conjunto de menhires o piedras alargadas cuya disposición dibuja una circunferencia.
El de Reino Unido es sobradamente conocido, pero no sucede así con el de La Ràpita, ubicado en la prelitoral Sierra del Montsià a escasa distancia de la icónica Roca Foradada. Este crómlech o monumento de grandes dimensiones es ignorado por muchos de los senderistas que frecuentan la zona, pero puede distinguirse gracias a la perspectiva que confieren la altitud y la distancia.
En la ruta de esta semana, visitamos los puntos más populares de la zona y, de paso, buscamos una posición elevada desde la que apreciar este antiguo observatorio astronómico.
Instrucciones de la ruta
Tomamos el Camí de Mata-redona en el kilómetro 1072 de la carretera N-340 con el fin de estacionar en el área recreativa de la Mata-redona de la Muntana.
Continuaremos a pie por la pista forestal hasta el Cocó de Jordi, donde antaño podía aparcarse, y nos unimos al Pequeño Recorrido (PR-C) 83, que pronto se solapará con el Gran Recorrido (GR) 92.
Este último nos acompañará en casi todo el camino de ida. El sendero nos descubre el Bosc del Burgar, su área interpretativa, y el Mas de Mata-redona. Si bien el círculo megalítico está a escasos minutos, junto al avenc del mismo nombre, reanudamos la marcha por el GR hasta Lo Portell. Desde él accedemos a la Roca Foradada, el punto más icónico de la Sierra del Montsià, para emprender el camino de regreso o bien por el Barranc de Fredes o bien por el dels Coloms.
El primero nos devuelve al Cocó de Jordi por un camino con pendientes pronunciadas, el segundo, al área recreativa inicial gracias al itinerario de les Fonts i els Cocós. La opción más popular parecer ser la primera. Y tú, ¿qué prefieres?
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables.
El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.
Desde el punto de vista de la dificultad física, esta ruta es de dureza exigente a juzgar por sus 11,12 kilómetros de distancia y 525 metros de desnivel positivo o subida. A su accesibilidad contribuye el hecho de que el camino de ida sea más largo, facilitando así una ascensión menos demandante y más interesante por sus múltiples puntos de interés.
En lo que respecta a la complejidad técnica, navegar por el recorrido puede resultar un tanto confuso a causa de las múltiples variantes, de modo que utilizaremos una aplicación a modo de guía o nos apoyaremos en el mapa.
El Mas de Mata-redona
Quienes se interesan por la historia de los despoblados descubren rápidamente que los últimos habitantes de los pueblos abandonados lo hicieron ante la falta de los elementos que trajo consigo la modernidad, como el suministro de agua corriente, la electricidad o la telefonía.
Es un ejemplo de ello La Mussara, cuyo éxodo se completó a mediados del siglo XX debido, entre otras cosas, a la escasez de medios de producción. El estilo de vida de estas gentes a menudo manifiesta la severidad que supone habitar lejos de las comodidades propias de la ciudad.
He aquí otro ejemplo: los niños de la masía de Mata-redona caminaban cada día hasta La Ràpita para ir a la escuela. No pernoctaban en la localidad, sino que volvían a pesar de tener que hacerlo a oscuras por el mismo camino de ida que utilizamos para visitar la Roca Foradada.
Cuando pasemos por las ruinas de la masía, podemos hacernos una idea de cuán exigente era aquel estilo de vida para los más pequeños del sistema de masías que se desarrolló en la Sierra del Montsià hasta mediados del siglo XX. De nuevo, tal y como sucedería en el despoblado de La Mussara.
Una puerta a las estrellas
El año 1986, la Diputació de Tarragona y la Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya (FEEC) se unieron para estudiar el círculo megalítico de Mata-redona. Así despejaron la incógnita: ¿obedece la construcción a la naturaleza o a la mano del hombre? Las labores de investigación concluyeron que la colocación de las piedras respondía a un patrón.
Es más, advirtieron que existía otra estructura de características similares a centenares de metros de distancia. Hoy la vegetación cubre todo el lugar, luego de poco sirve acercarse hasta el círculo megalítico. Sólo nos queda preguntarnos a qué fin servía. ¿Podría tratarse, como en el caso de Stonehenge, de un observatorio astronómico primerizo?