Christina Rosenvinge, la chica rebelde de los 80 que canta los versos de Safo

La cantante y compositora actúa este sábado en el Teatre Fortuny de Reus como reclamo del Festival Accents

Hay en Christina Rosenvinge (Madrid, 1964) una mezcla de nostalgia de aquello que lideró y de actitud incuestionable de lo que hoy es. Nadie pone en tela de juicio su vocación despiadada y esa inquietud por descubrir nuevos universos musicales. Alejada totalmente de los movimientos de masas, la popular cantante y compositora madrileña ha presentado un nuevo proyecto que canta los versos de la poeta griega Safo.

Esas canciones repletas de arte las interpretará el próximo sábado en el marco del Teatre Fortuny de Reus. Su presencia en el cartel del Festival Accents embriaga de credibilidad la propuesta. En Los versos sáficos ha grabado los temas que compuso para el proyecto teatral Safo. Acompañada por Amaia Miranda en la guitarra, Magalí Datzira en el bajo, teclados y coros y Xerach Peñate en la batería, Rosenvinge reinterpreta la obra de la genial poeta griega desde el pop contemporáneo, con un abanico de sonoridades que van desde el tradicional mediterráneo al electrónico.

Safo se transformó en una celebridad en su tiempo, pero hasta nuestros días ha llegado una pequeñísima muestra de su obra. Un poema completo, varios incompletos y versos y palabras aisladas. A pleno juego con este material, Rosenvinge ha adaptado el Himno de Afrodita manteniendo la estrofa sáfica, y ha experimentado con poemas y fragmentos en otros 8 temas, algunos muy fieles al original, otros combinados con sus propios versos con el fin de celebrar y renovar el espíritu hedonista e indómito que nació en la isla de Lesbos en el siglo VII AC y que desde entonces ha influido a poetas y artistas durante siglos.

Una artista libre

Más allá de la carcasa que presenta, Rosenvinge siempre ha mostrado una vocación de ser distinta indiscutible. Comprometida con el movimiento feminista, la madrileña, de padres daneses, ha sobrevivido en la industria con una dignidad admirable, y eso que su primera aparición se remonta a los tiempos de la Movida, con la banda de punk Ella y los Neumáticos. En los 90 mostró una actitud muy anti sistema, de chica rebelde y rockera, inconformista con esos tiempos todavía muy alejados de un progreso equitativo en cuestiones de género.

Estamos hablando de una compositora que despliega en cada título su propia mercancía sin recurrir al juego de manos de la mala sentimentalidad. Dentro de ese comportamiento con raíz en el rock ha pasado por muy distintas estancias hasta hacerse a medida una habitación propia. Acumula una forma de ser Christina Rosenvinge desde el convencimiento de no parecerse permanentemente a sí misma.

De un disco a otro ha saltado en todas las direcciones, lo que dice mucho de la curiosidad que desprende de forma constante. Reus disfrutará de una cantante instalada en la madurez de una carrera respetada por todo el sector, aunque con los lógicos vaivenes que provocan cuatro décadas de trayecto. Paraísos e infiernos como dirían los Dorian. Tampoco se ha salvado de ellos Rosenvinge.

«Lo que me propuse en este proyecto fue devolverle a la música los versos de Safo. Su poesía nació cantada, acompañada por una lira. Aunque la mayor parte de su extensa obra ha desaparecido, sabemos que Safo fue una poeta de enorme estima e influencia y que su estrella brilló mucho después de su muerte, convirtiéndola en una referencia del pop de la antigüedad», ha explicado la misma artista con respecto a su nuevo trabajo.

El Fortuny lo disfrutará, existen pocos lugares mejor ambientados que el templo reusense para exponer a Safo bajo la voz de esa chica rebelde de los 80 que ha logrado reinventarse sin perder ingenio.

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