La historia detrás de la foto más viral del Concurs de Castells de Tarragona
El fotógrafo Emilio Morenatti, ganador de dos permios Pulitzer, fue el encargado de captar uno de los momentos más espectaculares de la cita castellera. Una imágen que, aunque parezca mentira, no está tomada con un dron
El pasado 6 de octubre, Tarragona acogía la última jornada del Concurs de Castells. Un día en el que las mejores colles castelleres de Catalunya se daban cita para mostrar sus mejores construcciones. La espectacularidad del evento despertó la curiosidad de medios y fotógrafos internacionales, entre ellos el ganador de dos premios Pulitzer, Emilio Morenatti.
Fue precisamente Morenatti el que logró captar una de las imágenes más virales de la jornada: una foto del pilar de 8 amb folre i manilles de la Colla Joves Xiquets de Valls.
Pese a que en primer momento esta fotografía parece estar tomada con un dron, no es así y el mismo autor lo ha explicado en sus redes sociales.
“Aunque aparentemente parece que la fotografía ha sido tomada con dron no ha sido así. Se trata de una toma casi cenital, captada desde una estrecha pasarela suspendida a unos 30 metros de altura, usando un gran angular de 17 milímetros montado en una cámara Sony Alfa 1”, explica Morenatti en su cuenta de X. Para subir hasta dicha altura, los fotógrafos fueron equipados con arneses de seguridad.
Además del ángulo, sorprende también la luz de la imagen, ya que un rayo de sol ilumina perfectamente el castell, convirtiéndolo en protagonista de una Tarraco Arena llena hasta arriba. Sobre este aspecto el autor explica: “Creo que esta foto funciona gracias a que un rayo de luz ilumina la parte superior de la torre humana destacándola y definiéndola del resto de la imagen que queda algo más oscura. Así que esta tomada con al menos 3 puntos de sub-exposición en su conjunto”. Además, añade: “Esto no ocurrió por casualidad. Venía observando, desde primera hora de la mañana, como un tímido rayo de sol entraba lateralmente en la plaza, así que era solo cuestión de calcular y esperar a que la altura de una de las torres humanas lo interceptara, y así ocurrió”.
Finalmente, Morenatti concluye: “Cuando la última persona que corona la torre, que en este caso era una niña de solo 6 años de edad, alza su mano derecha en señal de victoria, es ahí cuando soy consciente de que es ese justo el disparo que llevaba persiguiendo”.