Bryan Adams: los viejos rockeros nunca mueren
Fue en el Palau Sant Jordi donde ofreció un concierto cargado de grandes éxitos y los temas de su nuevo trabajo
Ver a Bryan Adams en directo es sinónimo de pasarte 150 minutos bailando Rock’n’Roll y cantando enloquecidamente, a pesar de desafinar mucho, sobre todo cuando suenan temazos como Heaven, Please for give me o Summer of 69, y eso pasa porque Mr. Adams se planta en el escenario con una maleta cargada de éxitos y clásicos que no te dejan, en ningún momento, poner el culo en la silla y te regala máxima emoción y nostalgia desde el minuto cero y hasta la última nota de Straight From the Heart, el último tema que tocó antes de abandonar el escenario de un Palau Sant Jordi de Barcelona lleno a rebosar y que colgó el cartel de «entradas agotadas».
La última gira del cadaniense de 65 años, con físico de treintañero, se llama So happy it hurts y así lo deja claro durante el concierto. Adams se lo pasa tan bien con su banda de buenos amigos y excelentes músicos que te contagia felicidad y buen rollo todo el rato. Las 17.000 mil almas que llenábamos el Sant Jordi nos lo pasamos bomba, pero me atrevería a decir que Bryan también disfrutó mucho, muchísimo y se notaba, porque no paró de contar historias, leer las pancartas de la gente, dedicar canciones al público e incluso mostró su lado más tierno hablando de su madre, Elisabeth Jane, y de su padre, Conrad sin parar de repetir que la música le hace feliz y que todo lo que vive gracias a ella es wonderful.
Vino a Barcelona hace solo dos años, con un concierto marcado por el Covid y sin disco nuevo pero también llenó y es que el artista de Canadá tiene algo diferente al resto. La mayoría de shows musicales que han pasado este año por casa, como Coldplay, Beyoncé, Harry Styles, Madonna, etc, vienen cargados de efectos especiales, luces, bailarines y mil atractivos más, pero Bryan Adams sale al escenario con su look sencillo, casi de estar por casa, vestido de blanco de pies a cabeza y con poca parafernalia; eso sí, acompañado de un guitarrista (eléctrica y española), batería y piano. Nada más, su banda de siempre al más puro estilo clásico. Bryan Adams tiene la voz mejor que nunca, una energía espectacular y mucho arte; arte para dar y vender, dejando en la retina y el alma de cada una de las personas asistentes un concierto de diez, donde a veces su voz suena sola con los acordes de su guitarra y te rindes ante su genialidad musical.
El de Canadá protagonizó dos momentos especiales durante la noche: un homenaje a la gran Tina Turner cantando un popurrí de algunos de sus temas más top y otro momento divertidísimo que provocó cuando invitó a los hombres del público a quitarse la camiseta y moverse haciendo tuerking, mientras sonaba You belong to me. Sin duda, una noche para guardar en la retina y para dejar claro que Bryan Adams puede volver siempre a Catalunya porque se le quiere, y mucho.