Antònia Font reivindican la inclusión con un recital pionero en Tarragona

El show que la banda mallorquina ofreció en el Camp de Mart fue el único que incluyó medidas de accesibilidad con mochilas vibratorias y bucle magnético

Bruna todavía no ha cumplido un año y va camino de vivir su tercer concierto de los Antònia Font. En la espera previa juguetea en la falda de su padre, mientras que su hermana, Abril, que ya cumple cinco primaveras se aposenta los auriculares anti ruido. Abril ya ha disfrutado de la banda mallorquina hasta en seis ocasiones. Las dos pequeñas ocupan filas delanteras junto a sus progenitores, los dos adultos presumen de la camiseta de la última gira de Antònia Font.

No se trata del único núcleo familiar que luce en las gradas del Camp de Mart de Tarragona. Se divisan un puñado, existe una mezcla generacional que demuestra que la música no tiene fronteras ni tampoco límites de edad. La de Antònia Font ha roto prejuicios.

«Estamos muy felices de poder colaborar con este concierto de carácter inclusivo. Gracias a Mireia y Patri por el trabajo que se han pegado para aprender nuestras letras». Las palabras de Pau Debon, el vocalista de la formación indican noche especial. En Tarragona, los de Palma de Mallorca ofrecen un show pionero, el único que incluye medidas de accesibilidad con mochilas vibratorias y bucle magnético, además del minucioso lenguaje de signos que exhiben Mireia y Patri en el costado izquierdo del escenario.

«Es una experiencia única, estoy emocionado», confirma Jordi, uno de los fans. También alucinan un grupo de cuatro asistentes, dos de ellos procedentes de Madrid, sin nociones de catalán y con dificultades de oída. No importa, las características de la actuación les permite gozar. Las mochilas disponen de capacidad para registrar las frecuencias del sonido, las reproduce en forma de vibraciones. Así, seres con discapacidad auditiva, escuchan la música de una manera mucho más inmersiva.

El 100% del público que asiste al concierto se beneficia porque lee los subtítulos de las letras a través de las pantallas. Especialmente los que sufren algo de pérdida auditiva, los que les cuesta seguir el idioma balear, y los que desconocen la lengua catalana.

Los hits

Armando Rampas sirve para que el público comience a mover las caderas, una canción de calado que modifica el espacio, tranquilo en el arranque, con el mismo Pau Debon sentado en un taburete. A pesar de ello, las palmas y las ganas de movimiento presagian una noche detallista, aunque con aroma a jolgorio. El repertorio de los mallorquines da para todo. Incluso para la lagrimita fácil.

Us estim a tots iguals, repleto de mensaje optimista, contagia el ánimo en una grada ya entregada a la causa. Islas Baleares, Calgary y Viure sense tú, coronan una velada para la enciclopedia de recuerdos musicales. También un espectáculo reivindicativo que demuestra que la música es para todos, da igual la situación personal de cada ser humano. Puede adaptarse y provocar alegría sin mesura.

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