Albert Pla, una especie en peligro de extinción
‘Rumbagenarios’ es el show que presentó en Tarragona acompañado de The Surprise Band y el guitarrista Diego Cortés
Estos días todo el mundo habla del futbolista Lamine Yamal por su manera única de jugar, por su magia con el balón y por haberse convertido en un imprescindible para sus equipos. Pues con Albert Pla pasa lo mismo, y es que el cantante, actor, escritor, compositor y bufón también tiene una manera de crear música como nadie más hace, porque es de los cantantes que sale a jugar y disfrutar y porque lleva toda la vida siendo un imprescindible de los escenarios y los mejores festivales del país. Pla no quiere sponsors, ni que patrocinen su bata roída, canta lo que qué quiere y cómo quiere dejando títere sin cabeza y diciendo verdades como puños. Por eso decimos que es una especie en extinción, porque lo de cantar sin censura a día de hoy es raro y por menos otros cantantes han sido juzgados o han tenido que exiliarse.
El de Sabadell ha sido una de las estrellas ‘casolanes’ del Festival d’Estiu de Tarragona y qué buen acierto haberlo traído, porque el tío nos regaló dos horas de pura diversión y energía, nos mandó a casa con una sonrisa de oreja a oreja y con el alma llenita de rumba. Albert Pla salió al escenario con su outfit habitual, bata de lino, calcetines rojos, botas de jardinero, su guitarra y su maravillosa locura, dejando sonar los primeros acordes de la popular canción Antònia Font. Después de dar las gracias al público tarraconense dijo «tranquilos que no he venido solo» y empezó el desfile de estrellas que le iba a acompañar todo el show. The Surprise Band pisaba fuerte y con garbo y nos esperaba una noche de sarao y fiestón flamenco.
Las chicas de La Prenda Roja» en los coros y palmas, la actriz Judit Farrés quien ponía la percusión y el punch a cada canción, el maravilloso músico Diego Cortés que se hizo un solo de guitarra en el que casi morimos todos de emoción y la mejor coreógrafa que podía tener Albert Pla a día de hoy, la mallorquina Belen Martí que dejó toda su garra y su poderío en la madera del tablao. Todos juntos se marcaban otro temazo, Marcelino Arroyo del Charco y quedaba claro que nos lo íbamos a pasar muy bien. De ahí en adelante imagínense, una montaña rusa de emociones y ritmos y un concierto donde no faltaron los temas de su discografía y las versiones tan espectaculares de Soy rebelde de Janette y Experiencia religiosa de Enrique Iglesias.
Iba llegando el final y el público estaba entregadísimo, por eso Albert Pla se sacó de la manga un par de temas para agradecer el buen rollo de la gente. No podía irse sin tocarnos Ho sento molt, una de sus primeras canciones y para rematar el jolgorio Majestat con dedicatoria incluida.
Albert Pla no debería morirse nunca porque pocos artistas tienen la capacidad de conmover, remover y sorprender, porque su música es su psicóloga y la nuestra y porque el mundo está muy loco y aunque parezca raro, él lo hace más cuerdo y más amable. En fin, siempre será genio y figura hasta la sepultura.