Un BCIL de altura para El Vendrell
Fue la iniciativa de unos vecinos que permitió tener esos elementos de cultura popular en 1930
Es una de las tradiciones más antiguas de El Vendrell. Ya en los libros de la Cofradía de Santa Anna del Archivo parroquial del 1775 hay unas partidas consignadas para los gegants.
Dos años después hay otra anotación que dice que gracias a esos apuntes se tiene conocimiento de una existencia anterior de gegants en El Vendrell. «Después se borró la memoria y las únicas noticias que constan es que se alquilaban para fiestas señaladas».
Fue en 1930 que la iniciativa de tres vecinos, Pau Mercadé Bitxos, Artur Ramon, Mariet y Josep Bassa, Ventureta impulsó la compra de unos gegants. El coste se afrontó con una subscripción popular.
Esos impulsores de la iniciativa pasaron casa por casa para pedir el dinero. Cuando se tuvo se encargaron la piezas a un taller. Para los vestidos fue esencial la aportación de Joan Fugueres Xenda que sufragó el coste. La confección fue a cargo de Maria Mallofré Camada.
Y para la Fira de 1930 los gegants de El Vendrell ya desfilaron por las calles del municipio. Fue un 16 de octubre en medio de una gran fiesta popular. Llegaron a la plaza Vella acompañados con el flabiol de Josep Saumell y los grallers Romeas.
El Salvador y la Teresa, fueron sus nombres. Los hicieron bailar personas contratadas por el Ayuntamiento. Los nans que les acompañaban, que también ya eran nuevos y propios, los llevaban niños dirigidos por el jefe de la Policía Local.
Fue en 1986 que la entonces concejal de Cultura Anna Serra impulsó la constitución de los grupos de Geganters y Capgrossos.
Por eso los gegants de El Vendrell son dos piezas especialmente queridas por los vecinos. Cuando hace unos años se robaron las piezas hubo una consternación en la localidad. Cuando se recuperaron hubo una gran fiesta de bienvenida.
En el próximo pleno municipal pasará a votación su declaración como Bien Cultural de Interés Local (BCIL). El objetivo es conservar, preservar y proteger» estos elementos del patrimonio.
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La catalogación debe ir más allá y el objetivo es que en 2030, año de su centenario, la Generalitat los reconozca como Bien Cultural de Interés Nacional.
La históricas piezas están en el vestíbulo del Ayuntamiento