Torredembarra revive el ‘glamour’ de su historia con los indianos del siglo XXI

Crónica. La Torre celebra la XII Fira d’Indians. Durante todo el fin de semana, las calles del núcleo histórico se transforman para rememorar aquellos años dorados en los que muchos torrenses regresaron de Cuba con una riqueza inóspita

No se extrañen si durante este fin de semana, si se acercan hasta Torredembarra, oigan frases como «¡estás hecho un maceta!», o sea, ‘traducido’ y para que nos entengamos, «¡tienes mucho dinero!». Esta es una típica expresión cubana y ahora –bueno, siempre–, en Torredembarra, se respira mucha tradición proviniente de este país. Porque el municipio está completamente sumergido en los siglos XVIII y XIX, cuando muchos torrenses se fueron hasta Cuba y regresaron... ¡Hechos unos macetas!

Estamos hablando de los indianos, aquellos valientes que salieron al mar cruzando el Atlántico y jugándose la vida para descubrir mundo, un mundo que, a los que sobrevivieron y lograron regresar, les sonrió con grandes fortunas. De indianos torrenses hay muchos, y ahora incluso se pueden ver por las principales callejuelas del núcleo antiguo del municipio: mujeres con largos vestidos blancos como si de novias se tratara, sosteniendo un pequeño paraguas –para presumir, nada más– del mismo color y acompañadas de galanes caballeros con sombreros indianos para que a nadie le queda duda de eso, de que son indianos.

Una suave melodía acariciada con un piano acompañaba los paseos de tales apuestos personajes, pero también de todos aquellos visitantes que, como yo, quisieron empaparse de esa cultura de antaño y vivir como si fuéramos indianos. Quién sabe, ¡quizá así nos hacíamos ricos! Y, oigan, si no era así –que, como pueden suponer, no fue–, al menos disfrutamos de un agradable paseo cortés por el mercado artesanal que se instaló por la calle Joan Güell, precisamente haciendo honor al indiano más destacado de toda Catalunya y nativo de Torredembarra.

Y dependiendo de la hora a la que llegabas a Torredembarra, uno no sólo se llevaba esta bonita sensación, sino que, con suerte, oías el cantar de unas voces de antaño que te transportaban hasta Cuba, o el mambo, quizá más actual, para aquellos que necesitaban un poco más de marcha y huir de la tranquilidad. Para los cafeteros declarados también hubo degustación de café –lo confieso, me lo perdí, pero a la próxima, ¡no fallo!–, y demostraciones de extracción de jugo de caña. Además, no faltó por la tarde, el baile de los gegants indians de Torredembarra, que lógicamente no quisieron faltar a la cita e su fiesta.

¿Y ustedes, faltaron? Porque si es así, sepan que hoy todavía están a tiempo de empaparse de ese ambiente galán, tranquilo y a la vez, festivo. No tienen excusa, pero por si la tuvieran, piénsenlo bien, como ya he dicho, quién sabe, quizá salen de allí hechos unos maceta!