Satisfacción moderada en Cubelles y Cunit por el derribo parcial de la dársena de la central térmica
Los ayuntamientos piden celeridad a Endesa para completar el desmantelamiento de las instalaciones, iniciado en 2017
Los gobiernos de Cubelles (Garraf) y Cunit (Baix Penedès) han recibido con satisfacción moderada la decisión del MITECO y la Generalitat para que Endesa derribe parcialmente la dársena de la antigua central térmica de Foix. Desde el Ayuntamiento de Cubelles recuerdan que preferían un derribo total y progresivo, pero consideran que la solución acordada es la menos perjudicial entre todas las opciones planteadas. Por su parte, Cunit sí abogaba por un derribo parcial, aunque su alcaldesa matiza que también reclamaban mejoras en los espigones situados en su municipio, algo que no se contempla en la resolución. Ambos ayuntamientos exigen ahora a Endesa rapidez en las obras de la dársena para evitar alargar aún más el desmantelamiento global de la térmica, iniciado en 2017.
Las opciones planteadas
De las cinco alternativas que Endesa había propuesto para el futuro de la dársena -dejar el puerto intacto, eliminar toda la dársena, retirar solo los espigones de hormigón construidos en Cunit, eliminar el puerto y los espigones, o realizar un desmantelamiento parcial-, Cubelles siempre había defendido un derribo completo, argumentando que “la ley indica que, cuando una central energética cesa su actividad, debe dejar el territorio en las mismas condiciones en las que estaba antes de su construcción”.
El regidor de Medio Ambiente, Àlex Noheda, sostiene que retirar todo el dique en un plazo de entre diez y quince años habría permitido monitorizar los movimientos de arena y ajustar las obras para minimizar su impacto en el litoral. “No queríamos una eliminación drástica, sino una retirada completa, progresiva y monitorizada”, recalca. Sin embargo, cree que Endesa descartó esta opción por su coste elevado y la duración más prolongada de las obras.
Una retirada parcial como alternativa
Noheda recuerda que Cubelles se alió con Vilanova y Calafell para presentar un posicionamiento conjunto “muy firme” en favor de un derribo completo. Ante la decisión del MITECO y la Generalitat de optar por una retirada parcial, admite que el Ayuntamiento “no está muy satisfecho”, pero considera que “se ha luchado todo lo posible”.
Finalmente, la opción que se ejecutará implica retirar la parte central del dique, lo que permitirá que el movimiento natural de la arena genere un nuevo espigón en la zona limítrofe con Cunit y forme una nueva playa “que probablemente será visible en menos de diez años”. Esta playa se formará frente a una zona residencial donde décadas atrás se proyectó un puerto deportivo que nunca llegó a materializarse.
Perspectivas de las obras
Endesa prevé iniciar la parte principal de las obras en el segundo semestre de 2025, cuando se cumplirán diez años del cese de la actividad de la térmica y ocho desde el inicio del desmantelamiento terrestre. Según Noheda, el desmantelamiento de la parte marítima tiene un plazo previsto de dos años y medio, un periodo en el que “será necesario cerrar la playa para perros y el uso del parque de los alrededores estará condicionado”. “Nos esperan dos años y medio de obras, ruido, polvo, camiones y barcos entrando y saliendo, por lo que confiamos en que el proceso no se prolongue”, reclama.
La postura de Cunit
Cunit también espera que el desmantelamiento parcial de la dársena no se alargue más de lo previsto. La alcaldesa, Dolors Carreras, considera que “Endesa ha estado lucrándose durante muchos años” e insta a la compañía a finalizar la retirada de las infraestructuras lo antes posible. Aunque agradece que la energética no haya optado por una retirada total del dique “para dejar el territorio en las mejores condiciones posibles”, opina que “la decisión tomada no es suficiente”.
Carreras subraya que Cunit no solo pedía un derribo parcial, sino también una mejora de los espigones que el Estado construyó en su municipio al implantar la central térmica. Hace más de 40 años, se instalaron espigones paralelos a la arena para minimizar los efectos de la entrada de aguas a la central, pero “han perdido toda su eficacia y necesitan una reforma”.
La alcaldesa lamenta que, durante décadas, el municipio ha quedado encajonado entre los efectos de la dársena y los del Puerto de Segur de Calafell, lo que ha provocado un retroceso de las playas. En algunos puntos, el agua golpea directamente el paseo marítimo. “Quedarnos sin playas es lo peor que puede suceder en un pueblo turístico como el nuestro”, exclama Carreras, quien asegura que han adoptado medidas de regeneración dunar para preservar el litoral, aunque admite que “solo con cuatro plantas no se conseguirá nada”. Por ello, insiste en reclamar al Ministerio de Transición Ecológica que asuma la reparación de los espigones para garantizar el futuro de las playas.