Quejas por la eliminación de aparcamientos en Calafell donde se ha extendido la zona naranja
Las nuevas zonas de pago han levantado polémica
A la polémica y rechazo en Calafell por parte de vecinos contra la extensión de la zona naranja de pago para aparcar en calles que ahora son gratuitas, se une que en algunas de esas nuevas zonas se han eliminado aparcamientos.
Sucede en calles como la de la Barca donde hasta ahora se podía aparcar en ambos lados de la calle y ahora sólo en uno, con lo que se han suprimido decenas de plazas de estacionamiento.
La zona hasta ahora de aparcamiento se ha habilitado como para peatones como una pretendida ampliación de la acera. Esa zona ha quedado señalizada como peatonal.
No es de paseo
Los vecinos de la zona, que ya protestaron por ver cómo sus calles pasaban a ser de pago, tampoco se explican esa eliminación de plazas en calles que no son habituales para pasear por lo que no ven necesario esa ‘ampliación’ de la zona peatonal sobre la calzada.
Consideran que esa supresión de plazas obligarán al uso de la zona naranja y que además la circulación se desplazará a otras calles anexas que se mantienen gratuitas y que quedarán saturadas, afectando a los vecinos por un mayor tránsito en busca de aparcamiento, o que también suponen más emisiones contaminantes. Y con ello el temor que la mancha naranja siga extendiéndose.
La extensión de la zona naranja ha levantado polémica en Calafell.
Sólo en un lado
Además añaden que en muchas calles que por espacio sólo hay una hilera de aparcamientos, hace años era habitual que cada quincena cambie de lado para que no sean sólo los vecinos los de una parte de las calle los que siempre tengan los coches en sus puertas. Ahora señalan que los coches siempre estarán en el mismo lado. El cambio de quincena sin embargo es una práctica que dejó de aplicarse hace mucho.
Pese a que sólo funcionará en julio y agosto, genera el rechazo de vecinos que señalan que incluso puede afectar al comercio y a la restauración del municipio ya que esa gran capacidad de aparcamiento gratuito que había a pocos metros de la playa suponía un atractivo para los visitantes que podían alargar una jornada para visitar tiendas o comer y cenar.