¿Por qué se está sacando arena de la riera de Calafell?
El sedimento se verterá en los tramos de playa más afectados por la erosión, pero también recupera la lengua de agua
La arena acumulada durante años en la riera de Calafell, una salida de agua natural al mar, se está empleando para realizar aportaciones de sedimento en los tramos de playa más afectadas por la erosión.
Sin embargo la intervención va allá de aprovechar ese sedimento y busca unos criterios ambientales. La riera de Calafell es una lengua de agua natural pero históricamente ha tenido una mala gestión. Desde la cimentación de su lecho que se hizo hace décadas a la mala diligencia de la barrera de arena que cierra su salida al mar y también impide la entrada de agua.
Ahora se ha abierto y rehecho esa barrera de arena. Antes se ha vaciado el sedimento acumulado durante años en la lengua de agua para extenderla por otras zonas de la playa. Pero también deberá modificarse la gestión de esa barrera de arena.
Esa muralla de arena no es medioambientalmente necesaria, pero tiene una función esencial.
Impide que el agua salga permanentemente al mar con lo que evita que haya momentos con un caudal excesivamente bajo que favorecería el aumento de plantas acuáticas como las que ahora pueden verse reduciendo la oxigenación y poniendo en peligro a las especies que habitan. Aunque muchas son introducidas como las tortugas de Florida que son invasoras y ponen en peligro a la fauna autóctona que también hay en esa lengua de agua.
En días de fuerte temporal la fuerza del agua que baja por esa riera ya desborda la barrera de arena. Pero también es necesario que haya momentos de entrada de agua de mar para una regeneración de todo ese ecosistema.
La mala gestión realizada hasta ahora había motivado la acumulación de más de 1.000 m3 de arena que afectaban al ecosistema.
Esa lengua de agua presenta ahora una gran cantidad plantas que son más visibles por estar en su momento de floración. Pero es un proceso natural. En todo caso con la recreación de la barrera se evita que esa cantidad de plantas puedan salir al mar aportando una excesiva carga bacteriana.