Los impulsores del hotel de lujo de Bonmont confían en desencallar el proyecto
El complejo está acabado pero falta una última inversión exigida por la cadena Marriot para abrir este establecimiento con el sello Westin
Los impulsores del hotel de lujo ubicado en la urbanización del Club de Golf Bonmont, en Mont-roig del Camp, confían en que el establecimiento pueda abrir puertas en breve. Así lo aseguran desde la familia Lavanchy, que figura en la sociedad suiza propietaria del resort.
El complejo, un cinco estrellas superior orientado a la salud y el bienestar, está completamente acabado desde hace casi tres años y lo tenía todo a punto para inaugurar en noviembre de 2019 con el sello Westin de la prestigiosa cadena Marriot. Sin embargo unas mejoras exigidas por el grupo hotelero estadounidense en una de las últimas auditorías de calidad provocaron que se pospusiera su estreno.
Esas inversiones finales que no se acabaron ejecutando por un tema financiero, unidas al estallido de la pandemia del coronavirus, desembocaron en el aplazamiento de la apertura, que a día de hoy sigue sin una fecha concreta.
Desde la familia Lavanchy, que lleva invertidos 17 millones de euros en la compra del proyecto, el hotel y el campo de golf desde que se hizo con las acciones de Med Group, certifican que falta una última inversión de alrededor de un millón de euros que debe asumir la sociedad suiza con la que está asociada.
Esta otra empresa es mayoritaria dentro del accionariado -con un 51%, también del campo de golf- y es además la responsable al 100% de las inversiones y la gestión del hotel desde que se incorporó al proyecto el 1 de enero de 2017, aseguran en referencia al artículo publicado en el Diari de Tarragona el pasado 4 de junio.
El grupo Lavanchy añade que Marriot no ha abandonado el proyecto, pese a estar paralizado en estos momentos, y sigue interesado en la operación y en abrir con su sello Westin.
El hotel, que es el único de la Costa Daurada situado a pie de un campo de golf de 18 hoyos, cuenta con 135 habitaciones y suites con vistas panorámicas a las montañas y colinas y al mar Mediterráneo. Construido en una parcela de 17.720 metros cuadrados dispone, además, de 1.000 metros de spa y fitness club; las instalaciones del campo de golf así como un complejo deportivo; jardines y piscinas, entre ellas una exterior, de 150 metros cuadrados y estilo romano.
Para eventos corporativos y sociales, el hotel tiene también una zona de congresos con grandes salones de distintas capacidades. La experiencia gastronómica, amplia y variada, era otro de los pilares pensados por Westin para completar una estancia de armonía y bienestar.
Una vez esté en marcha está previsto que el hotel emplee, en temporada alta, a una cifra que rondará las 100 personas.
El establecimiento ocupa las instalaciones que empezaron a construirse en 2008 para dar vida al que debía ser el primer hotel Sheraton de Catalunya.
Aquel proyecto, sin embargo, también quedó paralizado a raíz de la fuerte crisis económica, hasta que en en 2015 la familia Lavanchy decidió reactivarlo de nuevo tras comprar el otro 50% de Bonmont Terres Noves a la compañía Medgroup, con quien compartía la propiedad hasta entonces.