La urbanización Sant Miquel de Mont-roig pide nuevo asfalto desde 2015
Tras dos años desde la última protesta, los vecinos vuelven a alzar la voz. El Ayuntamiento les aseguró que pavimentaría la calzada en un máximo de 24 meses, pero no se ha hecho
La urbanización Sant Miquel de Mont-roig del Camp lleva 8 años esperando un nuevo asfalto. Esta área residencial de 220 viviendas nació hace ya medio siglo de la mano de la empresa Alanar S.A, y en 2015 pasó a ser de titularidad pública. Entonces, el Ayuntamiento se puso manos a la obra para dar a esta urbanización, los servicios necesarios y adaptados a la época. De este modo, en 2017 se estrenó alumbrado, en 2018 llegó el suministro de agua de boca y, también entonces, se instaló la red de alcantarillado y entró en funcionamiento la recogida de basura. Pero el asfaltado de las 10 calles que conforman toda la zona, quedó pendiente.
Esta situación se ha alargado en el tiempo hasta el día de hoy, cuando los vecinos, después de interponer sus quejas en 2020, han vuelto a alzar la voz: «El pavimento está completamente destrozado», lamentan, «hay socavones por todos los lados y dejan a los coches destrozados».
Son palabras de una de las afectadas, quién se encontró con unas promesas, según le dijeron, incumplidas. «Los vecinos me dijeron que había un proyecto para reasfaltar las calles», explica, «pero jamás se ha llegado a ejecutar», afirma. Además, según asegura, «me he puesto en contacto con el Ayuntamiento, y se me ha dicho que, por ahora, no van a hacer nada».
«Un camino de cabras»
La falta de asfalto en las calles de la urbanización Sant Miquel la convierte, según la describen sus vecinos, en «un camino de cabras» cuya semejanza se intensifica todavía más con episodios como la falta de señales de tráfico: «No hay ni una», denuncia la vecina. Además, «el año pasado cayó un poste eléctrico y hace más de una semana que hay otro a punto de pasarle lo mismo. Lo tienen atado con una cinta y dos conos para advertir el peligro, pero nada más».
El ayuntamiento, pendiente
Esta situación está pendiente de resolver por parte del Ayuntamiento. Hace dos años, el consistorio reconoció estar al corriente de la problemática, y aseguró resolverla una vez dispusiera de los recursos económicos necesarios para ello.