En marcha las obras del Biotopo Antina de Torredembarra
La mole submarina de 18 metros de altura estará terminada en menos de tres meses. Cada día la embarcación Alligator transporta 1.000 toneladas de carbonato cálcico al fondo del mar
El mega Biotopo Antina de Torredembarra comienza a ser una realidad. La empresa Biotopo Antina S.L ya ha comenzado a construir esta montaña subacuática única en el mundo, de 18 metros de altura y situada a un kilómetro y medio de la costa desde el Pont de Clarà, y espera tenerla acabada dentro de, como mucho 70 días.
«Es un sueño hecho realidad. Todavía no me lo creo». Así de emocionado está Miquel Rota, propietario del centro de buceo M.Roca Diving, especialista en acuarios marinos y constructor de arrecifes artificiales. No es para menos: Rota comenzó a gestar este ambicioso proyecto hace 15 años, junto con el oceanógrafo y director del Port de Torredembarra, Oriol Milà. A finales del 2022, después de mucho luchar, la Generalitat les otorgó la concesión para ocupar 22.400 m2 de dominio público marítimoterrestre y al fin, las gigantescas piedras de carbonato cálcico (CaCo3) de origen coralino se han comenzado a amontonar en las profundidades del mar. Esta concesión tiene una vigencia de 40 años, renovables cada diez.
La embarcación que se encarga de transportar todas esas rocas es la Alligator que, si las condiciones meteorológicas lo permiten, realiza tres viajes al día cargando, en cada uno de ellos, 340 toneladas de material, del total de 40.000 del que estará compuesta la mole. Todo este carbonato cálcico lo transportan diariamente entre 20 y 24 camiones desde las canteras del Reverté, en Bellvei.
No será cónico
La forma final que adoptará el Biotopo Antina no será cónica, como inicialmente estaba prevista. Miquel Rota explica que «haremos unas planicies a distintas profundidades por una cuestión de seguridad en el buceo», puesto que «hay submarinistas que, con la primera titulación, solo pueden bajar hasta 20 metros». Si la montaña fuera cónica de arriba abajo, «sería muy difícil tener una precisión de profundidad», prosigue Rota. En cambio, «con una planicie a 20 metros, te aseguras que el buceador que solo puede descender hasta esa altura, tiene una referencia de donde está».
De hecho, a parte de la función medio ambiental que ejercerá esta mega montaña una vez esté construida, también se busca una finalidad recreativa para atraer, precisamente el turismo de submarinismo. Así, la base del biotopo será de 100 metros de diámetro, los suficientes para eliminar cualquier riesgo para la pesca y la navegación, y dentro de los cuáles se instalarán seis boyas, que servirán para el fondeo de las embarcaciones y fomentarán, también, la actividad de buceo recreativo.
Un pulmón dentro del mar
El mar es naturaleza y, como todo elemento de la naturaleza, alberga vida. Para vivir se necesita respirar y para respirar se requieren pulmones. Esta es la función medio ambiental que asumirá el Biotopo Antina una vez esté construido y comience a recibir todo tipo de vida marina. Se convertirá, como bien dicen sus impulsores, en «un oasis de vida en medio de un inmenso desierto».
Para conseguir esto, Oriol Milà y Miquel Rota decidieron utilizar, para su construcción, la piedra calcaria de una pureza de entre el 98 y el 99% y que, tras millones de años, ha quedado fosilizada debido a las regresiones que ha sufrido el Mediterráneo a lo largo de la historia. «Devolvemos al mar lo que era del mar», apunta Rota, «y damos a las especies subacuáticas el mejor lugar y material que podemos ofrecerles para que construyan un hogar». En este sentido, el especialista en arrecifes explica que en la costa torrense y la Costa Daurada en general, todas las playas fosilizadas que hay mar adentro son muy planas y poco porosas. «Si vemos alguna especie en ellas es porque se han hecho un hueco en alguna grieta». Entonces, «el Biotopo Antina servirá de madriguera para muchas de ellas».
El Plan Urbanístico marítimo
Más allá de las funciones propias que asumirá el biotopo en sí, Oriol Milà explicó en noviembre al Diari que, tras su proyecto, hay una intención a largo plazo: crear un POUM en el fondo el mar. Milà basa su intención en la visión ambiental de la estructura: «Tenía que tener un elemento ambiental potente que ayudara, en el futuro, a establecer una planificación y ordenación del medio submarino» porque, una vez esté activo, tendrá que hacer frente a todas las adversidades del mar que muchas veces «no son evidentes por la sociedad civil». El hecho de no ser visibles a simple vista, hace que «las Administraciones se despreocupen», pero esto no significa que no estén allí.
Con la construcción del biotopo Antina «podemos intentar despertar la curiosidad de los gobiernos y aportar un grano de arena a la posibilidad de empezar a pensar en una planificación del medio submarino», sentencia el oceanógrafo y director del Port de Torredembarra.
La construcción. ¿Cómo se hace?
¿Cómo se aseguran, los tripulantes del Alligator, que las piedras caen y se amontonan justo dónde deben? Carlos Rey, patrón y armador de la embarcación, explica que «tiramos la piedra en unas celdas preseleccionadas y construimos, a base de capas, esa futura montaña submarina». El control de la caída se hace «con un sistema de localización de posición submétrico, es decir, con un error de precisión por debajo de un metro». Entonces, «trasladamos la posición exacta de gánguil a una posición GPS sobre una base autocad. Esa virtualización de la posición del objetivo y de la posición del barco la tenemos en una pantalla. Luego posicionamos la barcaza en el punto exacto donde tenemos que abrir y , una vez allí, el barco se abre por la mitad y deja caer la carga al fondo del mar».