En busca de nuevos restos arqueológicos en el yacimiento de La Cella de Salou

El Port y la URV impulsan este verano una campaña arqueológica que doblará la superficie excavada del poblado protohistórico

Este mes de agosto arranca una nueva campaña arqueológica en el yacimiento de La Cella, en Salou. El Port de Tarragona y la Universitat Rovira i Virgili (URV) ponen en marcha una excavación que se prolongará durante dos meses y que servirá para doblar el espacio descubierto del poblado protohistórico que se encuentra junto a la antigua cantera de Cap Salou. En total, se intervendrá sobre 557 metros cuadrados de terreno, junto a la zona que ya está excavada y que es visitable.

El equipo liderado por el Dr. Jordi Diloli, de la URV, y el arqueólogo Ivan Cots, de la empresa Iber Arqueologia, Patrimoni i Turisme, pretende sacar a la luz todos los ámbitos que se encuentran delimitados, así como poder documentar nuevos restos arqueológicos. Todo ello con el objetivo de confirmar varios descubrimientos efectuados en las excavaciones que se llevan a cabo en el yacimiento desde el 2010.

Los trabajos se iniciarán en unos días con una fase de limpieza y desbroce superficial. A continuación, se procederá a la excavación de esos 557 m2 con una profundidad media de 35 cm. Durante la excavación y al final se procederá a documentar fotográficamente las estructuras arqueológicas localizadas y se levantará su planimetría correspondiente con reproducciones 3D a través de herramientas digitales.

Esta nueva campaña arqueológica está financiada por el Port de Tarragona, propietario de los terrenos, y supone una inversión de casi 50.000 euros.

Relación con el mundo del vino

Los encargados de la actuación detallan que todos los materiales arqueológicos que aparezcan se analizarán para extraer los datos más significativos sobre el yacimiento y la gente que lo habitó. En este sentido, una de las líneas de investigación que lidera el Dr. Diloli busca conocer qué contenían las cerámicas exhumadas en este yacimiento. Los investigadores del Grup de Recerca Seminari de Protohistòria de la URV (GRESEPIA-URV) ya han confirmado la presencia de vino en algunos de los recipientes localizados en anteriores campañas, lo que podría significar que La Cella era un punto de producción de vino.

La actuación arqueológica permitirá doblar la parte excavada y confirmar o descartar algunas de las preguntas que todavía planean sobre el origen, formación y funcionamiento del poblado de La Cella. Uno de los descubrimientos que se quieren corroborar son las particularidades urbanísticas del poblado, pero también encontrar más indicios para saber quiénes fueron sus fundadores. ¿Fue una iniciativa local o foránea, como apuntan todos los indicios? Y si es así, ¿de origen griego o cartaginés?

Y es que La Cella es un yacimiento único en toda la vertiente mediterránea peninsular. Se diferencia de otros poblados protohistóricos de la Cessetania, tanto por algunas singularidades constructivas, como por una cronología inhabitual, que alcanza desde inicios del siglo IV a.C. hasta mediados del III a.C. Los arqueólogos conciben la construcción de La Cella como un hecho aislado que respondería a necesidades como el control sobre este espacio geográfico o la presencia de determinados recursos.

Su repentino abandono también es diferente. Se han valorado factores naturales como la insalubridad del territorio, el agotamiento de recursos o epidemias, pero también se han barajado motivos políticos.

Culminar la museización

En paralelo a las labores arqueológicas, el Ayuntamiento de Salou invertirá este año casi 200.000 euros en La Cella para culminar la museización del yacimiento en la parte que ya está consolidada. Los trabajos servirán para proporcionar un pabellón de servicios para los visitantes, así como para generar senderos por el interior del recinto, consolidar los restos arqueológicos hallados e instalar la señalización informativa para interpretar cada lugar.

¿Se corresponde con la legendaria Calípolis?

Según los estudios que se han hecho, se cree que La Cella estuvo poblada por habitantes de varias culturas: íberos, griegos y púnicos, principalmente, y que fue una ciudad eminentemente comercial. Su situación, cronología y particularidades han llevado a los arqueólogos que han trabajado a identificar este poblado como la Calípolis que el poeta Rufo Festo Avieno situó en este litoral justo antes de la ciudad de Tarraco: «Aquella Calípolis famosa que, por la elevada y excelsa altura de las murallas y por sus cumbres, se elevaba cielo arriba, aquella que, con el ámbito de su solar inmenso, ceñía, por ambos lados, un estanque, siempre fecundo en pescados».