El nuevo efecto óptico de Altafulla
Reportaje. El artista local Orion Leim ha pintado la valla que cierra la plaza de la Església cuando hay festivales y... parece que no haya valla. ¿Es realidad? ¿O ilusión?
¿Realidad o ilusión? ¿Qué creen? Miren bien la imagen de la izquierda y piensen... ¡Sin mirar la otra fotografía adjunta a este texto! ¡Eso es ‘trampa’! Porque esta otra imagen es una ‘chuleta’ que nos da la respuesta a la pregunta que acabo de formular: Ilusión. Una ilusión que el artista Orion Leim (Isaac Muñoz de nombre de pila) ha logrado plasmar perfectamente sobre una valla blanca que hace de cierre al acceso a la plaza de l’Església de Altafulla cada vez que se celebren eventos como el festival Altacustic o el Festival Internacional de Música. «Me propusieron dibujar exactamente lo mismo que se vería si no hubiera ese mural», explica Leim, «y así lo hice» aunque, reconoce, «me volví un poco loco. Nunca había dibujado algo así».
El mural-valla entonces, no es permanente. De hecho, se estrenó ayer con motivo de la VI edición del Festival Di(vi)nes, lletra, música i vi, y se retirará una vez concluido y a la espera del próximo evento. Pero ayer, los que paseaban tranquilamente por la calle del Cup impregnándose de la característica paz que transmite el núcleo histórico de Altafulla, se toparon de lleno con esta obra de arte, instalada justo antes de acceder a la plaza de l’Església. La ‘gracia’ era: ¿se darían cuenta? Sea la respuesta afirmativa o negativa lo cierto es que, si uno se coloca justo encima de la marca negra que se ha pintado en el suelo para contemplar el mural en todo su esplendor, la percepción de la realidad se diluye considerablemente. Allí, plantado de pie, el observar la valla cerrada te hace realmente pensar que podría perfectamente no estar.
Éste no es el único mural que Leim ha pintado en el entorno de la Vila Closa de Altafulla. De hecho, la plaza de l’Església tiene otro acceso, a través de la calle del Forn. Allí, el artista también se ha dejado llevar por la belleza del espacio y ha pintado la otra valla que cierra la plaza cuando ésta acoge festivales.
La huella de Leim
La obra de Orion Leim puede verse por muchos otros rincones del municipio. Una huella, sin embargo, cuyo estilo nada tiene que ver con el que se puede ver en la Vila Closa. Quien se haya quedado con ganas de más puede acercarse a contemplar la pared de la Escola la Portalada, la estación de tren, el almacén de la Brigada municipal, la calle Marquès de Tamarit o el paso subterráneo de Baix a Mar. Eso sí, que no espere ilusiones ópticas. Lo que se encontrará allí es... ¡Sopresa!