El encuentro pendiente entre la paz y la guerra
Reportaje. Pau Casals y Robert Oppenheimer, considerado padre de la bomba atómica, se cartearon con gran afecto para poder verse y mantener conversaciones
Hace unos días se estrenó la película Oppenheimer, de Christopher Nolan. Narra el ascenso de Julius Robert Oppenheimer (Nueva York, 1904-Princeton, 1967), el físico considerado padre de la bomba atómica. Creó el arma en julio de 1945 dentro del Proyecto Manhatan.
Un aspecto desconocido hasta ahora en la biografía de Oppenheimer es la admiración y el contacto que tuvo con el violoncelista y defensor de la paz, Pau Casals, que clamó contra las guerras y los totalitarismos.
Como si el destino se empecinase, nunca pudieron mantener la larga charla que desearon. La Vanguardia ha revelado la correspondencia mantenida tras un primer encuentro entre Casals y Oppenheimer y en la que se muestran la mútua admiración.
En la sede de la ONU
La relación comenzó en la sede de la Asamblea General de la Naciones Unidas en Nueva York un 24 de octubre de 1958. Casals tocaba en Estados Unidos después de 30 años de no hacerlo en protesta porque muchos países no condenaron la dictadura de Franco.
Ante la carrera nuclear Casals llegó a decir que «es increíble que hombres civilizados puedan continuar construyendo siempre nuevas armas y más destructivas en lugar de dedicar la energía a hacer que este sea un mundo más feliz y más bonito».
De hecho Casals se comprometió a no actuar ni en Estados Unidos ni en la entonces URSS si no llegaban a un acuerdo de desarme que no se produjo.
El músico consideró que la sede de la ONU era territorio neutral y aceptó la invitación del secretario, Dag Hammarskjöld, con motivo del 30 aniversario de la organización. Casals, que ya tenía 81 años, interpretó la sonata número 2 en Re mayor para violoncelo y piano de Bach junto a Mieczyslaw Horszowski.
Oppenheimer y su esposa Katheriner acudieron a aquel concierto.
El violoncelista de El Vendrell ya había firmado el manifiesto del también músico francés Albert Schweitzer contra la proliferación de las armas nucleares. Schweitzer llegó a recibir el premio Nobel de la Paz.
En la sede de ONU Oppenheimer escuchó decir a Casals que «nunca como ahora el mundo ha estado tan cerca de la catástrofe. Los extraordinarios descubrimientos científicos que, en el curso de nuestro siglo, han conseguido diversos grandes intelectuales en su búsqueda de conocimientos, son explotados para la fabricación de instrumentos la capacidad de destrucción de los cuáles es monstruosa».
Al físico le fascinó la fortaleza y convencimiento de Casals y tras el concierto quiso conocer al músico y a su esposa Marta Montáñez. Oppenheimer, de 54 años, era consciente de la capacidad destructora de la bomba atómica.
Era un momento difícil para Oppenheimer. Como explica La Vanguardia el senador Joseph McCarthy le acusaba de vínculos con el comunismo por enviar dinero a republicanos españoles. También el gobierno de Einsenhower le retiró del puesto de consejero en cuestiones nucleares por su crítica a la proliferación nuclear y al programa de la bomba de hidrógeno.
Para entonces el físico investigaba daba clases. En 1960 La Universidad de Puerto Rico, país al que se había trasladado Casals tras dejar el exilio de Prada de Conflent, invitó a Oppenheimer a impartir una charla y éste se lo hizo saber al músico.
El fondo Oppenheimer de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y el Arxiu Nacional de Catalunya conservan algunas de las cartas que se cruzaron.
La salud
En una de ellas el padre de la bomba atómica escribe a Casals que si la salud del músico lo permite le visitaría en Puerto Rico. Pau Casals respondió que le esperaría entusiasmado. «Será un placer y un honor encontrarnos con usted», dice Casals.
Pero ese encuentro no llegó a producirse. Oppenheimer enfermó y en una carta a Casals le explicaba que el médico le desaconsejó cualquier actividad. El violoncelista tampoco estaba en el mejor estado de salud. Ambos se disculparon por aquel fallido encuentro. Pero se escribieron para esperar otra oportunidad.
La historia no ha revelado si Casals y Oppenheimer llegaron a encontrarse en Puerto Rico o Estados Unidos. El físico ya no estuvo en la lista de invitados a la Casa Blanca en 1961 cuando el músico fue invitado por Kennedy para tocar. Tampoco se sabe si acudió en 1963 a la ONU.
El símbolo de la paz y el de la bomba atómica no pudieron debatir cara a cara.