Calafell elimina uno de los varaderos de patines de la playa

El objetivo es llevar esas embarcaciones al puerto de Segur

Calafell eliminará el varadero de patines que hay en la zona de Mas Mel. A ese punto para dejar en la playa la típica embarcación que ha caracterizado a la costa de la localidad se le acababa a concesión después de 30 años y no se renovará.

Es el varadero que ha tenido el Club Náutico durante décadas, aunque el CN es en la playa del Estany. Sin embargo el concejal de Ecología Urbana, Aron Marcos, señala que a medida que finalizan estas concesiones hay puntos de las playas donde no son viables.

El tramo de playa de Mas Mel es el que sufre con mayor intensidad la erosión en día de temporal por lo que en la zona se opta por retirar todos los elementos que pueden tener impacto para la arena. Desde sacar aparatos de gimnasia a derribar una plaza sobre la arena.

Impacto

La presencia de patines en la paya de Calafell ha sido una imagen característica del municipio donde este tipo de embarcación ha estado muy arraigada. Aunque hoy en esos varaderos la presencia de patines de madera es anecdótica y la fibra ha ganado espacio en forma de catamarán. Es el caso del varadero que se elimina donde principalmente reposan hobbies cat.

La playa de Calafell en 1930 donde ya puede verse un patín catalán. FOTO: GUIXENS ARXIU DE CALAFELL

Marcos explica que en el puerto de Segur de Calafell hay espacio en la escuela de vela y que además existe la posibilidad de ampliar el varadero en la playa del entorno si hay demanda. En este caso puede sacarse a concurso.

El objetivo es concentrar toda la actividad náutica del municipio en el puerto con una Escuela de Vela dirigida por la Federación Catalana.

L’Espineta

El varadero que se mantiene en la playa de Calafell es el que hay en el límite con Sant Salvador, frente al histórico local de L’Espineta, desde donde hace décadas se impulsa esta navegación.

Patines en la playa de Calafell.

Hace unos años hubo enfrentamientos entre bañistas y aficionados al patín catalán y catamarán precisamente en la zona de Mas Mel por el espacio que ocupaban en la entonces muy escasa arena. Además de tensión verbal llegaron a aparecer vidrios rotos entorno al espacio de las barcas.

El varadero de Mas Mel. FOTO: JMB

Como protesta algunos bañistas ocupaban con sillas y toallas el canal de entrada y salida de barcas, por lo que el Consistorio tuvo que señalizar las zonas en las que estaba permitida la llegada de este tipo de embarcaciones.

Al puerto

Ya entonces (2017) el Ayuntamiento aprobó iniciar los trámites para crear una base náutica en el puerto de Segur donde se concentrarán todas las actividades acuáticas.

La entidad Patí Català Calafell, que promociona este tipo de navegación a vela, señaló la dificultad que supondría llevar estas barcas al puerto.

La esencia del patín es que esté en la playa ya que no puede quedar amarrado en el mar ni acceder por una rampa de cemento ya que dañaría sus palas.

La entidad divulga hace décadas esta navegación y realiza retos como el de recorrer todo el litoral catalán como un día planteó el poeta Carlos Barral.

Barcas y patines compartían la playa. FOTO: PATI CATALA CALAFELL

Como explica la entidad Patí Català Calafell a principios del siglo XX la playa de Calafell comenzó a ser lugar de veraneo por la bondad de su climatología y las propiedades del agua de mar, muy yodada.

Parte de la burguesía barcelonesa empezó a establecer segundas residencias con chalés novecentistas y otros alquilaban ‘botigues’ (las casas donde guardaba las barcas y tenían una pequeña vivienda) de pescadores y las reformaron.

Los primeros patines serían de los años 1933-34 por esos primeros veraneantes barceloneses. El primero documentado es de 1930. Entonces no había varadero y los patines estaban esparcidos por la playa en medio de las barcas de pesca.

Así estuvieron durante años.

Barral

En esa época también se empezaron a alquilar patines de madera a remos en la playa, los precursores del patín a vela.

El patín en Calafell se fue extendiendo entre los veraneantes de Barcelona, alrededor de L’Espineta que regentaba Carlos Barral. Los veraneantes eran pocos y pertenecían a familias acomodadas, señala Patí Català Calafell. «Consideraban que vivir de cara al mar y sólo tomar el sol era muy aburrido. Así decidieron dedicarse a navegar».

La embarcación ideal por estas playas era una sin quilla. En los años 60 había ya una numerosa flota de patines.