Calafell crea un parque para evitar inundaciones
En las últimas lluvias intensas ya ha demostrado efectividad
La situación climática y la tragedia vivida en Valencia muestra que el diseño de las ciudades debe tener en consideración posibilidades hasta ahora desechadas pero que forman parte de naturaleza y eran previsibles.
No ya solo por impedir la construcción en lugares de riesgo como márgenes de rieras y torrentes, sino también en el diseño urbano y su función para amoldarse al cambio climático.
Ahora la exigencia es adaptar y planificar lo ya hecho (la deconstrucción parece más difícil) para que en casos de avenidas de agua, por ejemplo, tengan un menor impacto en las zonas urbanas. Y pasa por meter la naturaleza en el centro de las ciudades.
En Calafell se está acabando un parque en la zona de Mas Mel en un espacio de 22.000 m2 de propiedad municipal y que era un terreno pedregoso que por su pendiente hace de torrente en días de lluvia intensa. Cuando baja agua arrastra piedras y tierra afectando a la carretera C-31 y acrecentando la inundación en la zona de playa.
El diseño del parque ha seguido criterios de sostenibilidad y científicos para controlar las avenidas, retenerlas y canalizar el agua en un entorno sin hormigón ni cemento, lo cual ya permite un drenaje natural. El parque contará con 11.000 ejemplares vegetales de especies autóctonas que no necesitan de riego mecánico ni un mantenimiento constante y que permitirán un apaciguamiento de avenidas de agua.
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Pero destaca que el diseño de la zona verde se ha hecho con criterios de ingeniería natural para retener y dirigir el agua.
El parque tiene un importante desnivel. En su trazado hay hasta siete balsas de laminación de diferentes tamaños que permiten retener agua en caso de una avenida. Las de mayor tamaño están en la parte superior del parque y las más pequeñas acaban recogiendo el agua que alivian las más grandes.
Además, el caudal que puede ir de unas balsas a otras se canaliza mediante estacas, pequeños saltos de agua y meandros con vegetación que obligan a la avenida a recorrer una mayor distancia en lugar de bajar directa, con lo que pierde fuerza. Mediante surcos y canalizaciones en la tierra se conduce una posible riada hasta las balsas retenedoras.
El concejal de Ecología Urbana, Aron Marcos, explica que se ha buscado mediante el uso de la propia naturaleza la manera de canalizar el agua, drenar su impacto y que no cause daños.
Pese a que el parque no está acabado, en los pasados días de lluvias intensas ya ha mostrado su efectividad para evitar inundaciones ladera abajo. Por su condición de parque también ha de ser un pulmón para el municipio y un espacio de paseo para los vecinos dado que se han trazado diferentes caminos sostenibles que recorren todo el espacio.
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El parque ha tenido una inversión de 1,6 millones de euros y fue una de las propuestas vecinales en unos presupuestos participativos. Ha permitido recuperar para la ciudadanía un gran espacio que estaba degradado y sin uso entre las calles Terra de Dalt, Terral del Baix y Terral de l’Est.