Calafell, caña a la caña

Desplaza a las especies autóctonas y es un riesgo de inundaciones y de incendios

Es ya una especie habitual en todos los lechos de rieras, márgenes de torrentes y desembocaduras fluviales. La caña americana ha colonizado espacios naturales y sigue expandiéndose sin control.

Incluso asciende rieras arriba, por lo que muchos municipios de interior ya tienen a la caña invadiendo los cauces de rieras y torrentes.

Es una especie invasora con unos graves efectos para la biodiversidad, pero también para las infraestructuras hídricas y supone un peligro para las zonas urbanas próximas.

Asiática

La caña es originaria del continente asiático que crece y reproduce en diversas condiciones ambientales, pero principalmente en zonas húmedas.

La caña tiene una gran capacidad de expansión.

Para intentar evitar los riesgos de la caña, Calafell ha realizado una retirada de ejemplares en el torrente de la Casa Vella. La eliminación de la especie exige que, además de la retirada, la aplicación de tratamientos para evitar su reproducción.

La caña ocupa en un primer momento espacios degradados, pero provoca un desplazamiento de las especies autóctonas. La elevada densidad que toma impide la penetración de la luz, lo que imposibilita el crecimiento de cualquier otra especie en su entorno.

Afecta a la fauna

Esa situación modifica también la fauna asociada a ese ecosistema.

Al modificar la vegetación propia de los ambientes, tiene un efecto sobre la fauna, especialmente de los invertebrados (la caña, un alimento poco nutritivo y de baja palatabilidad), con el consiguiente efecto para la cadena trófica de los depredadores como las aves.

El torrente sin cañas.

También afecta al asentamiento, ya que las aves prefieren anidar en zonas de zarzales antes que entre las cañas.

Inundaciones

Uno de los riesgos de los cañizales es que su densidad e incluso las plantas caídas forman diques que retienen el agua en casi de avenidas, lo que supone un riesgo de desbordamiento e inundaciones en las zonas próximas.

Los estudios añaden que en muchos taludes, el peso de la masa vegetal, provoca desprendimientos y expone el terreno a la erosión.

La especie es muy inflamable y un riesgo de incendio que puede facilitar el recorrido de un incendio a lo largo de un torrente.

Corredor

Además, tras un posible fuego, los rizomas tienen la capacidad de rebrotar y volver a ocupar otra vez todo el espacio, adelantándose a las especies autóctonas, con crecimiento mucho más lento.

Otra afectación a tener en cuenta es que la caña ocupa toda la superficie de márgenes y cauces, creando una barrera que impide que los torrentes puedan ser utilizados como corredores naturales, incluso para el paseo de los vecinos.

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