Búnker de Cunit, cuando el enemigo está en casa

El Ayuntamiento condena el ataque contra un elemento de memoria histórica

La réplica de la batería de artillería que había en la playa de Cunit ha vuelto a ser atacada con pintadas. Hace unos meses, los grafiteros más activos de la zona como Sosa y Neck ya plasmaron sus firmas en la construcción.

Este fin de semana la estructura ha tenido más ataques con pintadas contra el gobierno central y el presidente Pedro Sánchez. Y una declaración de amor a Yung Beef, uno de los raperos con más seguidores.

Desde que se construyó esa réplica que pretende recordar la memoria histórica cuando a lo largo de toda la costa se levantaron defensas para vigilar un posible ataque de las tropas franquistas tras la toma de Mallorca, ha sufrido actos de vandalismo como las pintadas o la rotura de cristales.

Cámaras

El Ayuntamiento de Cunit ha condenado el ataque. Aunque señaló que colocaría cámaras en el interior de la construcción no consta que se haya identificado a los autores de las últimas pintadas. Las más recientes se han hecho durante el pasado fin de semana.

El teniente alcalde de Cunit, Jaume Casañas, señala que es un ataque contra el patrimonio y la memoria histórica, pero también contra el sentimiento de Cunit para muchos.

Evitar más pintadas

Para intentar evitar que puedan producirse más pintadas, Casañas plantea que pueda plasmarse en ese búnker alguna reproducción pictórica a modo de camuflaje con el objetivo de evitar más ataques grafiteros.

«Plantearemos a historiadores si ese camuflaje sería compatible con el objetivo de dar a conocer esa parte de la historia local». Se cree que con una especie de mimetización pictórica los grafiteros vandálicos respetarán sus paredes.

Del búnker original no quedó nada y el Ayuntamiento de Cunit impulsó una reconstrucción según los documentos y las imágenes de la época. El interior se ha ambientado tal y como pudo estar en su época.

De 1936

Esa defensa fue construida en 1936. A principios de 1937 en Cunit ya había una línea de trincheras de 2.000 metros y ese año se ubicaron nidos de ametralladoras en las zonas de L’Estany, Trens Pins y la masía de Segur.

El objetivo era poder avisar a la población con celeridad y comenzar una defensa ante un ataque por mar que finalmente no ocurrió ya que fue aéreo con bombardeos junto a la aviación nazi y la fascista italiana. Los vecinos se turnaban para levantar las fortificaciones que aunque estaban artilladas no llegaron a entrar en combate.

En el litoral del Baix Penedès queda otra construcción similar en la playa de Les Madrigueres que ha sido restaurada y en ella se ha plasmado el Gernika y un poema de Trinidad Casas, que siendo una niña y ya finalizada la Guerra Civil residió unos años con su familia en esa fortificación costera.