Alertan del riesgo de colisión de barcos y ballenas en la costa de TGN
Especialmente sensible es la zona del Garraf entre los cañones del Foix y de Cunit-Cubelles
A principios de abril frente a las costas de Cunit pudo verse el primer ejemplar de rorcual común de la temporada. En primavera suele ser habitual el paso de ballenas frente a las costas del Penedès. Son ejemplares que se desplazan desde Gibraltar hasta el mar de Liguria, en Italia, donde encuentran cantidad de alimento.
La asociación EDMAKTUB advierte de los riesgos en esta época. Las colisiones con barcos mercantes son la principal amenaza para el rorcual común.
La especie suele incrementase en la zona del Garraf, entre los puertos de Barcelona y Tarragona, donde el elevado tráfico marítimo supone un peligro. «El comportamiento de alimentación, sobre todo superficial, incrementa el riesgo de colisión por una conducta errática cercana a superficie, con aceleraciones y cambios de dirección».
EDMAKTUB alerta del «riesgo de colisión entre las ballenas y los buques mercantes en las costas del Garraf», sobre todo en «la zona del cañón submarino del Foix y la zona entre este cañón y el cañón submarino de Cunit-Cubelles». Este año se añaden malas condiciones meteorológicas en sus inicios que han generado una buena situación oceanográfica y trófica, con lo que ha aumentado el número de ballenas alimentándose en la costa catalana, donde ya han avistado una treintena de ejemplares. En 2019 hubo un descenso de ejemplares que algunos científicos explicaron por falta de comida ya que las rieras bajaron secas y no aportaron alimentos y por un incremento de la temperatura del mar, que pudo motivar un cambio en las rutas.
Para disminuir el riesgo de colisiones la asociación propone reducir la velocidad en zonas de alimentación, hacer esquemas de separación de tráfico marítimo en los puertos de Barcelona y Tarragona para que las rutas se alejen de las zonas de alimentación y contar con observadores de mamíferos marinos a bordo de los barcos que puedan ayudar a la detección.
El rorcual es el segundo animal más grande del planeta, sólo por detrás de la ballena azul. Con sus 24 metros, son las mayores ballenas del Mediterráneo.
Gran parte de los daños que sufren es por impactos contra las barcas y por las hélices. El estudio de la asociación documenta ejemplares de ballenas con marcas de colisiones con embarcaciones que incluso afectan a columna vertebral. «Las embarcaciones suelen pasar por la zona a una velocidad de entre 10 y 20 nudos y es muy fácil no detectar la ballena o detectarla cuando es ya demasiado tarde», señala el trabajo.
La asociación prueba este año una cámara térmica para estudiar la viabilidad de instalarlas en los buques para detectar la presencia de los cetáceos. Desde que se inició la campaña hace un mes ya han avistado una treinta de ejemplares diferentes, de los que más de la mitad ya habían sido identificados en años anteriores.