A golpe de remo contra los fantasmas del cáncer
Rem Cambrils. El club introduce a mujeres que padecen cáncer de mama en la práctica del remo, un deporte que les aporta beneficios tanto físicos como emocionales
Rosa María, Sonia, Ivonne y Tere son cuatro socias del club Rem Cambrils. Además de la pasión por el mar, todas ellas están unidas por una lucha común; el cáncer de mama. Hace un año que el club cambrilense empezó a trabajar en su primer proyecto social, Voguem amb tu, que pretende acercar los beneficios de la práctica deportiva del remo a mujeres que han sido diagnosticadas con cáncer de mama. Desde entonces, una veintena de mujeres han bogado de la mano del Rem Cambrils y ellas cuatro han pasado a formar parte de la gran familia del club, que suma unos 250 socios y socias.
«El remo aporta muchos beneficios, tanto para el drenaje del brazo y para que recuperen la fuerza y la resistencia que pierden después de las operaciones, como a nivel emocional y social», explica Ana Cecilia Collado, coordinadora de proyectos sociales del club. Desde que concretaron la idea, la entidad no ha dejado de moverse para conocer experiencias de otros clubes y otros deportes y ha buscado asesoramiento médico para que el proyecto cuente con todas las garantías.
De hecho, la actividad se ha convertido en una forma de rehabilitación para las mujeres que han tenido que pasar por una mastectomía. Cuenta con el respaldo de la Lliga contra el Càncer y el servicio de oncología del Hospital Sant Joan de Reus, que se encargan de dar difusión a la iniciativa y derivar a las mujeres que quieran probar. Además, desde Medicina de l’Esport del hospital reusense también llevan un control y seguimiento específico a cada chica. «Estamos muy contentos de que haya un protocolo, que nos da seguridad a todos y que permite que ellas tengan la oportunidad de hacer deporte al aire libre, con el consentimiento de los doctores», apunta Ana Cecilia.
Cada mujer que pasa por los llaguts rojos del club Rem Cambrils se encuentra en un momento distinto de la enfermedad, aunque todas ellas han pasado por el quirófano y conocen los problemas físicos que acarrea. «Yo ya remaba antes de haberme diagnosticado el cáncer. Terminé el tratamiento en mayo y en julio empecé para ver si podía», relata Rosa María González. «La enfermedad te merma física y emocionalmente. La primera vez que volví a montarme en la barca fue totalmente diferente y salí de la bocana llorando. Veía que tenía fuerza y que realmente no estaba todo perdido», añade. A esa primera salida le siguieron muchas otras y, poco a poco, ha ido viendo cómo mejoraba la movilidad en los brazos al mismo ritmo que su estado anímico.
«Yo hace más tiempo que estoy operada y entonces te decían que este tipo de ejercicios o esfuerzos no los podías hacer», cuenta Sonia Ramos. Ahora, asegura que «desde que me lo recomendaron desde el hospital, he notado que me ha ayudado mucho al movimiento del brazo y también mentalmente, porque dices: ‘puedo hacerlo, soy válida’». Otra de sus compañeras, Ivonne, lo corrobora: «Antes notaba un hormigueo cuando hacía cualquier movimiento y ahora se ha reforzado y he recuperado sensibilidad».
Por su parte, Tere Álvarez expone que «a veces es el mismo miedo el que hace que no quieras hacer esfuerzos con el brazo o que incluso la familia desconfíe por sobreprotección. Pero una vez lo pruebas y te ven tan contenta y tan feliz, comprueban que es algo bueno».
El club Rem Cambrils es pionero en nuestro litoral en este tipo de proyectos. Se definen como un club muy inclusivo a nivel social y, aunque disponen de equipos de competición, conciben el remo como una diversión y el club, como un gran grupo de amigos. De momento, las mujeres con cáncer de mama que han empezado a practicar comparten salidas con otros socios más experimentados, pero a la larga el objetivo es poder tener una tripulación completa y compartir experiencias junto a otros clubes de Catalunya y España. En definitiva, continuar derribando barreras a golpe de remo.