Vecinos de Letur: «El acceso al pueblo ha desaparecido»

Vecinos y voluntarios tratan de mantener vivos los recuerdos del municipio

Sin novedades respecto a las personas que desaparecieron el martes tras el paso de la DANA, los vecinos de Letur han afrontado este viernes labores de limpieza en varias casas del pueblo.

El fango ocupa las entradas de los hogares al comienzo del municipio. Los vecinos, unidos tras la tragedia, se han enfundado ropa cómoda y botas altas para tratar de salvar los pocos recuerdos que permanecen ahogados en el barro.

Junto a ellos, voluntarios llegados de otros lugares y miembros del cuerpo de Bomberos de Albacete colaboran en las labores intentando retirar el fango de los hogares y garajes con palas y otras herramientas.

La imagen contrasta con el casco antiguo, donde operarios de los servicios de emergencias y varios camiones y excavadoras continúan casi sin descanso para retirar escombros y poder encontrar a los desaparecidos.

Desde las zonas cercanas al puente se atisba un sentimiento extraño, a un lado, los vecinos ayudando en las zonas de entrada al pueblo, al otro el centro de Letur, con casas completamente destruidas y vehículos apilados.

Cuentan sus vecinos, que el reloj de la iglesia se paró en el momento de la llegada del agua, y desde entonces, es como si hubieran perdieron el rumbo y la noción de los días, porque muchos recuerdos, más allá de los materiales, también se perdieron tras la riada.

Aúrea, una mujer residente en Albacete, cuenta que ha podido llegar hoy al pueblo, donde aún conserva su residencia de verano, y señala que verlo ‘partido’, es como pasar «del caos a la normalidad».

Su casa, ubicada en el casco viejo, ha sido de las peores paradas. Tan solo ha podido hacer una visita pasado el mediodía junto a los servicios de emergencia y ha podido ver la desolación que azota el centro de Letur.

«El acceso al pueblo ha desaparecido, todo lo más bonito del pueblo, los jardines, las moreras...Ya no existe tal y como lo recordábamos», ha relatado.

Como narra, hay casas que han desaparecido, «tus puntos de referencia se han perdido, ibas andando y no sabías ni por dónde estabas».

Carmina, una vecina que también tiene su casa en el casco antiguo, afirma que las labores se han realizado en cuatro casas a la vez, y que lo mejor, dentro de la tragedia es poder «sentirnos útiles».

César y Javier, profesores y compañeros en un instituto de Murcia, afirman que tras intentar acceder ayer al pueblo y no poder, este viernes no han dudado en ayudar a los lugareños del municipio.

Cuentan que la idea de ofrecerse como voluntarios ha sido algo «espontáneo», ya que Letur mantiene una vinculación «muy fuerte» con Murcia, y es «zona de descanso» para muchos murcianos.

«Hay muchos de ellos aquí, así que lo sentimos como nuestro», han declarado.

Ambos lamentan la situación y explican que las miradas de los vecinos denotan que todavía continúan «en shock».

La misma sensación transmite Ismael, un hombre casado con una mujer natural de Letur, que ha colaborado también en las labores de limpieza, donde el fango, apunta, ha llegado a ser «de hasta 25 centímetros».

Además, con el paso de los días las esperanzas de encontrar a los desaparecidos con vida disminuyen, pero todos coinciden en que la esperanza es lo último que se pierde y que en la vida, a veces, también ocurren milagros.