Tres escenarios para la investidura en Catalunya: Illa, Puigdemont o cuenta atrás sin candidato
Josep Rull dispone de diez días hábiles para abrir ronda de consultas con los líderes parlamentarios
El nuevo presidente del Parlament, Josep Rull, afronta ahora su primera gran decisión: proponer al socialista Salvador Illa como primer candidato a la investidura como presidente de la Generalitat, dar prioridad al expresident Carles Puigdemont o, si ninguno de los dos dispone de mayorías claras y renuncian a presentarse, se activaría la cuenta atrás sin convocar un debate de investidura.
Tras su elección como presidente del Parlament en la sesión constitutiva de ayer lunes, Rull (JxCat) dispone de diez días hábiles para abrir una ronda de consultas con los líderes parlamentarios -prevé iniciarla la semana que viene- y proponer a un candidato a la investidura, que deberá celebrarse como muy tarde el 25 de junio.
Opción 1: candidato Illa
Como ganador de las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo, en las que el PSC obtuvo 42 escaños, Illa ha anunciado su disposición a postularse para la investidura, en la que espera alcanzar la mayoría absoluta de 68 escaños con un pacto de izquierdas, con los seis diputados de Comuns Sumar y los veinte de ERC.
Parece improbable que entre hoy y el 25 de junio los socialistas tengan tiempo de cerrar un acuerdo con ERC, que ya ha advertido de que venderá caros sus votos y exigirá, por ejemplo, un modelo de financiación singular para Catalunya.
En la ronda de consultas que emprenderá Rull, Illa tiene la posibilidad de probar suerte para evitar que tome la delantera Puigdemont -aunque muy probablemente una primera investidura en junio sería fallida- o puede renunciar por ahora a presentar su candidatura y pedir más tiempo para tejer un acuerdo con ERC.
Opción 2: candidato Puigdemont
Con 35 diputados, Junts obtuvo la segunda plaza en las elecciones del 12M, pero aun así Puigdemont revindica su derecho a presentarse a la investidura al disponer de más apoyos potenciales, sumando las fuerzas independentistas, aunque en realidad sus opciones de ser investido son muy remotas, porque depende en última instancia de la abstención del PSC, algo que Illa ya ha descartado.
Si la presidencia del Parlament hubiese recaído en el PSC, Puigdemont apenas tendría posibilidades de presentarse a un debate de investidura, pero con Rull en el cargo sí es verosímil que lo proponga como candidato, si el expresidente catalán así se lo pide.
En campaña, Puigdemont se comprometió a volver a Cataluña el mismo día del debate de investidura -con el 25 de junio en el horizonte-, contando con que la ley de amnistía ya estaría en vigor -lo está desde este martes por la mañana-, pero no está nada claro que se arriesgue a precipitar su regreso si no tiene garantías de que no será detenido cuando cruce la frontera, por lo que podría preferir ganar tiempo y postergar su vuelta unas semanas o quizá meses.
Opción 3: «acto equivalente» para activar el reloj
Si finalmente ni Illa ni Puigdemont se postulan para este primer 'round' a finales de junio, Rull puede optar por una fórmula excepcional, pero con un precedente.
En otoño de 2020, después de que Quim Torra fuese inhabilitado como presidente catalán, el entonces presidente del Parlament, Roger Torrent, tuvo que poner en marcha el procedimiento para investir a un nuevo jefe del Govern, pero, al no haber candidatos viables, los servicios jurídicos de la cámara le indicaron una salida.
En lugar de convocar un pleno de investidura, señalaba el informe de los letrados, Torrent podía formalizar un «acto equivalente» para comunicar a los grupos parlamentarios la inexistencia de una candidatura efectiva, lo que tendría el mismo efecto que una primera votación fallida para escoger president y, así, se activaría la cuenta atrás de dos meses transcurridos los cuales, sin haber habido investidura, se convocarían automáticamente elecciones.
Torrent aprovechó un pleno para oficializar el inicio de la cuenta atrás hacia la convocatoria automática de elecciones, al dar lectura a una comunicación sobre la imposibilidad de investir a un sustituto de Torra, una fórmula a la que Rull podría agarrarse para activar el reloj de dos meses: vencido este plazo sin que haya habido investidura -como muy tarde habría margen hasta el 25 de agosto-, Cataluña se vería abocada a una repetición electoral en octubre.