Puigdemont pone a punto su regreso para reventar la investidura de Illa

El expresidente de la Generalitat llama al independentismo a acompañarle en el retorno y obstaculizar su detención

Carles Puigdemont está poniendo a punto su regreso. En una reunión celebrada hoy sábado en Elna (Francia) del Consell de la República, el expresidente de la Generalitat abordó la estrategia a seguir en las próximas y decisivas semanas.

Reclamó al independentismo que le «acompañe» en el retorno y fijó como «imprescindible» que la movilización popular intente obstaculizar y hasta impedir su detención.

El sábado que viene, el líder de Junts tratará de protagonizar una demostración de fuerza en el sur de Francia, con un acto de partido, para escenificar que lo tiene todo listo para cruzar la frontera.

Volverá cuando socialistas y republicanos alcancen un acuerdo y se fije el pleno de investidura. ERC presiona al PSC para cerrar un pacto antes de final de mes a fin de tener tiempo para preparar la consulta interna.

El objetivo del retorno del expresidente no es otro que reventar el acuerdo entre el PSC y ERC, si se produce la semana que viene o a principios de la siguiente, y forzar el adelanto electoral, la única baza que tiene de mantenerse en el candelero y poder ser presidente de la Generalitat.

Los diferentes actores del independentismo -partidos y entidades sociales- debaten sobre el dispositivo a seguir cuando el líder de Junts cruce la frontera. Se especula con recuperar la ‘operación castillo’ de octubre de 2017, con la que el Govern planeaba defender desde el Palau de la Generalitat la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre de 2017 y evitar su detención.

La ANC sueña con una movilización popular que custodie a Puigdemont desde la frontera hasta el Parlament (son 160 kilómetros) y que este cordón humano sea el que impida a la Policía su detención.

Es el propio presidente de la Cámara catalana quien alimenta que el líder de Junts tiene un plan para llegar al hemiciclo, pues lleva días asegurando que dentro del Parlament no permitirá que sea detenido.

Pase lo que pase (los Mossos, casualidades de la vida, han inaugurado esta semana una nueva y enorme comisaría en La Jonquera), la detención de Puigdemont, por orden del instructor del ‘procés’ en el Supremo, Pablo Llarena, pondrá a prueba a ERC.

¿Mantendrá el acuerdo con el PSC? ¿Apoyarán las bases un pacto con el PSC con Puigdemont en prisión? Es toda una incógnita, pues no son pocos los militantes de Esquerra que le tienen ganas al expresidente, muy beligerante con los republicanos.

ERC tiene un panorama complicado: la amenaza de Puigdemont, la negativa del PSOE a ceder con un concierto económico ‘a la vasca’ para Catalunya, la guerra civil entre ‘roviristas’ y ‘junqueristas’ por el control del partido y el envenenado ambiente interno por el ‘caso Maragall’, que tiene a las bases muy encendidas. El CEO (CIS catalán) publicado esta semana vaticinaba, no obstante que en caso de nuevas elecciones, Esquerra está en disposición aguantar en un contexto que podría ser más perjudicial para Junts y en el que el PSC volvería a ganar. El PSC y ERC han intensificado las negociaciones para investir a Illa. Fuentes republicanas ven posible un acuerdo, con los próximos 10 días identificados como claves.

La secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, ha cogido las riendas de las conversaciones tras su regreso a Barcelona, seis años después de huir de la justicia para evitar ir a prisión. A falta de que el PSOE haga pública su última propuesta de financiación para Catalunya, presiona también aumentando los contactos con Junts y Puigdemont, mientras llama a la unidad del independentismo.