Primer asalto

Jornada de alto voltaje político. El Parc de la Ciutadella será el escenario de un nuevo episodio para el Procés, mientras Salvador Illa empieza el caminio hacia la Plaça Sant Jaume.

La maquinaria se ha puesto en marcha y la cuenta atrás ha empezado. Salvador Illa presentará hoy ante el Parlament una hoja de ruta ciudadana para poder llegar al Palau de la Generalitat con un mínimo de condiciones. Con interrupción o no, es inevitable que la investidura de Salvador Illa se preoduzca antes del 26 de agosto si no queremos repetir elecciones.

Ochenta y ocho días después de las elecciones y tras casi tres meses de arduas negociaciones, el candidato del PSC afronta su investidura ante un Parlament más dividido que nunca. lla quiere pasar página de lo que considera una «década perdida». El nuevo ciclo «será para todos los catalanes, piensen lo que piensen, hablen la lengua que hablen y vengan de donde venga», auguró Illa tras constatarse el triunfo electoral del 12 de mayo. Lo hará enarbolando la bandera de los servicios públicos -la gran prioridad que prometió en campaña-, la defensa de un pacto fiscal para Cataluña sellado en su alianza con Esquerra y su apuesta por refuerzo del autogobierno. Pero a pocas horas de que comience la sesión prevista para esta mañana, Illa y sus socios de investidura asumen que no las tienen todas consigo.

El pleno

En condiciones normales, el pleno está planificado para que se desarrolle en un único día. Empezará con el discurso del candidato que, sin límite de tiempo, expondrá su programa y después se suspenderá la sesión para permitir a los grupos preparar sus réplicas. A continuación, los líderes parlamentarios intervendrán con un tiempo máximo de 30 minutos e Illa podrá responderles. Terminado el debate, se procederá a la votación pública y por llamamiento. Al secretario general del PSC le bastarán los 42 votos de su formación, los 20 de ERC y los 6 de los comunes para ser investido en primera ronda.

Pero el retorno y arresto del líder de Junts podría obligar a suspender o aplazar la sesión, tal y como desean los postconvergentes y podría propiciar el presidente del Parlament, Josep Rull. El reglamento de la Cámara no recoge ni regula este supuesto pero sí que dos grupos parlamentarios pueden forzar una convocatoria de la Diputación Permanente -el órgano encargado de velar por los poderes de la Cámara en periodo vacacional y donde el bloque de investidura suma mayoría- para fijar una nueva fecha. En este escenario de máxima incertidumbre, la preferencia de los socialistas es que la investidura se celebre «en un sólo día y lo antes posible», expresó la portavoz del PSC en el Parlament, Alícia Romero. La intención, si el pleno se suspende, es que se convoque otro la semana que viene, a más tardar, el jueves 15 de agosto. El día después la actividad ya vuelve al Parlament y entonces será la Mesa -con mayoría independentista con cuatro de los siete asientos- la que tendría que fijar la sesión, siempre antes del 26 de agosto, el límite para evitar una repetición electoral que se celebraría el 13 de octubre. Una repetición que de momento no aparece en la agenda de nadie.