Open Arms y el cocinero José Andrés ponen a prueba el corredor humanitario marítimo con Gaza
Israel autoriza la operación para lograr una «legitimidad internacional» que le permita mantener la campaña de castigo contra Hamás
Después de varios días de espera en el puerto de Lárnaca, el barco de la organización española Open Arms zarpó este martes desde Chipre con destino Gaza cargado con 200 toneladas de comida de World Central Kitchen (WCK), la ONG del cocinero español José Andrés.
El trayecto es de cuatrocientos kilómetros y espera cubrirlo en unas cincuenta horas de navegación. El Open Arms atracará en un puerto provisional construido por WCK en el sur de la Franja, en la playa de Deir el-Balah, que contará con presencia de Israel por motivos de seguridad, y desde allí se organizará el reparto.
La comida preparada por World Central Kitchen, en colaboración con Chipre y Emiratos Árabes Unidos (EAU), consiste en arroz, harina, legumbres, verduras enlatadas y proteínas, y llegará a una Gaza donde «hay medio millón de personas que en la práctica ya sufren hambruna, no hay un flujo comercial de alimentos, los camiones con ayuda humanitaria entran a cuentagotas y tienen muchas dificultades para circular una vez dentro», en palabras de la ONU.
Se trata de la primera experiencia del corredor marítimo y la comida que llega es una cantidad simbólica para las enormes necesidades, ya que entraría en unos quince camiones. El valor del viaje es la apertura de esta nueva vía para la entrada de ayuda. José Andrés declaró a través de X que «éste es un momento para actuar y no para promesas vacías. El mundo necesita unirse a nosotros para brindar la ayuda humanitaria que los palestinos necesitan tan desesperadamente hoy».
Seguridad en manos de Israel Fuentes oficiales de Israel confirmaron al periódico The Times of Israel la apertura de esta nueva ruta de entrada de ayuda para la Franja y aseguraron que tendrán «el control de la seguridad de todo el proceso (.) Podemos decir lo que queremos y no queremos que entre». Equipos del Shin Bet y de las aduanas de Israel trabajan desde hace semanas en Chipre y supervisan cada uno de los contenedores que se dirigen a la Franja. Después de cinco meses de guerra y más de 30.000 muertos, Israel mantiene sus pasos por tierra a Gaza cerrados y los camiones entran con cuentagotas desde Egipto por Rafah.
Las mismas fuentes oficiales confesaron que han accedido a la apertura del corredor por mar ya que necesitan «legitimidad internacional para llevar a cabo la campaña contra Hamás». Mientras el Ejército de Washington trabaja en un plan para construir un puerto provisional que permita consolidar esta ruta y posibilite quea Israel sega manteniendo cerrados sus pasos terrestres. Estos accesos serían la solución más rápida y económica para meter ayuda humanitaria, pero el Estado judío no contempla esta posibilidad y por eso se explora la vía marítima y se intensifican las operaciones desde el aire.
Marruecos se ha sumado también a los lanzamientos aéreos de alimentos sobre Gaza, que ya llevaban a cabo Estados Unidos, Egipto, Jordania, Francia y los Emiratos Árabes Unidos. Israel tiene en su punto de mira Rafah, ciudad fronteriza con Egipto en la que han encontrado refugio 1,5 millones de palestinos desplazados del norte y centro de Gaza. Desde el exterior alertan del alto riesgo para los civiles en caso de ataque, pero es la última ciudad que le queda al ejército por asaltar y confían en encontrar allí a los más de cien cautivos y a los cabecillas del 7 de octubre, que siguen en paradero desconocido. «Líneas rojas» Joe Biden se refirió a esta esperada operación israelí y, por primera vez desde el inicio de la guerra, habló de «líneas rojas» para su aliado.
En palabras del presidente a MSNBC «no se pueden tener otros 30.000 palestinos muertos como consecuencia de perseguir a Hamás. Hay otras maneras de lidiar con Hamás». Con esta declaración el actual inquilino de la Casa Blanca dio por fiable la cifra de 30.000 muertos que ofrece el Ministerio de Salud en Gaza al cuantificar las bajas sufridas por los palestinos desde el 7 de octubre.
La mayoría de ellos son mujeres y niños. El alto el fuego parece lejano y el portavoz de Exteriores de Catar, Majed al-Ansari, declaró que, «como mediadores, hemos intercambiando puntos de vista entre ambas partes. Ciertamente estamos utilizando todo lo que está a nuestro alcance para impulsar un acuerdo».
Antony Blinken también se refirió a la necesidad de un «alto el fuego inmediato y sostenido durante al menos seis semanas» en Gaza. El secretario de Estado norteamericano lamentó que «la situación humanitaria es desgarradora. A medida que entregamos ayuda adicional, continuaremos trabajando sin parar para establecer una tregua». Los esfuerzos mediadores no logran, sin embargo, acercar las posturas entre Israel y Hamás.