ERC vota con mentalidad de lunes por la mañana
«La razón sobre el corazón». Esquerra se enroca ante las críticas externas y abre un nuevo ciclo político en Catalunya
Esquerra Republicana ha decidido su voto «a lo Salvador Illa»: con mentalidad de lunes por la mañana, primando la racionalidad sobre las emociones y enrocándose ante las críticas y presiones externas.
Una de las voces más contrarias a facilitar la investidura al candidato del PSC ha sido la del exalcalde de Tarragona, Pau Ricomà. «No ha sido una decisión de blanco o negro, hay muchos matices por las dos partes. Las presiones de la ANC o de las redes sociales seguro que han influido», indica Ricomà. Tras 83 días de crisis interna por el caso de los carteles y el manifiesto para renovar la cúpula del partido, el exalcalde tiene claro que, tras este proceso, «la dirección nacional sale reforzada para pilotar el partido hasta noviembre».
En la misma línea se expresa el presidente del Port de Tarragona, Saül Garreta, quien votó ‘sí’ al preacuerdo con la formación socialista para «tener la llave de la caja». «Ha sido un debate maduro, sereno y responsable», destaca el dirigente, quien se muestra convencido de que «debemos aprovechar este momento para redefinir la estrategia y reconectar con el electorado».
«Un partido plural»
Desde Montblanc, el alcalde –Oriol Pallissó– quería el ‘no’ contra el PSC «más españolista de los últimos años», pero destaca que «somos un partido plural y toca respetar las decisiones». A juicio del alcalde de la Conca de Barberà, ERC «ha sufrido mucho desgaste en el Govern con solo 33 diputados. Que ahora el PSC no se piense de que tendrá una legislatura fácil...», avisa.
Con el ‘sí’ en la urna, la presidenta de la Federació del Camp de Tarragona –la reusense Ester Alberich– valora que la consulta «ha sido un ejercicio democrático de primera magnitud», mientras que el alcalde de Amposta y delegado del Ebre, Adam Tomàs, opina que «se ha votado más con la cabeza que con el corazón». Tomàs cree, de hecho, que el paso dado «solo es un punto y aparte» en proyecto soberanista y reivindica que «he apostado por el sí, pero no he dejado de ser independentista».
Frialdad sin pasión, pues, para dar el volantazo e iniciar el nuevo ciclo político en Catalunya. Alea iacta est.