España es el país europeo con más madres mayores de 40 años
El peso anual de los partos de progenitoras maduras supera el 10%, se ha multiplicado por seis en solo tres décadas y duplica la cifra de Francia o Alemania
España se ha convertido en el país europeo con el mayor porcentaje de mujeres que dan a luz a un bebé a partir de los 40 años. Las españolas que tienen a su hijo o hija con esas edades avanzadas son ya una de cada diez madres. Representan el 10,7% de los alumbramientos de cada año, según los datos recogidos en un informe de Funcas.
A la alta proporción de madres maduras españolas solo se acercan, aunque a cierta distancia, otros países del sur del continente como Grecia, con un 9,7% de alumbramientos de progenitoras de edad avanzada, o Italia y Portugal, con un peso del 8,7% y el 8,5%, respectivamente, sobre el conjunto de los nacimientos.
Las características de la maternidad en España están a años luz del perfil de sus socios del centro y norte de la Unión Europea. En concreto, el 10% largo de madres españolas de 40 años o más duplican los nacimientos de esta clase que se dan en la vecina Francia (5,1%) y son algo más del doble que los registrados en Alemania (4,9%), Suecia (4,6%) o Países Bajos (3,8%).
Este fenómeno, la tardía llegada a la maternidad, se repite en todas las autonomías españolas, pero no con la misma intensidad. El mayor peso de las madres maduras sobre el total de nacimientos anuales hay que buscarlo en la mitad norte, con tasas superiores en más de dos puntos a la media nacional.
Galicia se lleva la palma con un 14,4%, seguida de Asturias (12,4%), Madrid (12,3%) y Cantabria (12,2%). En las provincias del sur y en Ceuta y Melilla es donde hay madres más jóvenes, pero en todo caso con un peso relevante de las más maduras, no inferior al 8%.
La proporción de madres de edad sobre los nacimientos ha crecido de forma meteórica. En menos de tres décadas se han multiplicado por seis las españolas que cada año paren a su hijo con 40 años o más. Si hace 30 años, en 1993, la madres de esas edades no eran más que el 1,8% del total. Ahora, como se ha indicado, se aproximan al 11%.
La razón fundamental de esta marcada tendencia, que no ha dejado de aumentar desde los años ochenta del pasado siglo, es el progresivo retraso de la edad a la que las españolas tienen a su primer hijo, lo que no solo supone tener partos a una edad cada vez más madura sino también familias más cortas, con muchos menos hijos por mujer.
Emancipación tardía
En solo cuarenta años, la edad media a la que las españolas son madres se ha retrasado casi cuatro. Si en 1981 la edad tipo de una parturienta eran los 28,2 años y a mediados de los noventa ya superó el umbral psicológico de los 30, hoy (los últimos datos son de 2021) la media es de 32,6 años. En este concepto, en la edad media a la que se produce la maternidad en un país, España también está a la cabeza de Europa, solo superada por la mínima por Irlanda, cuyas mujeres paren de media a los 32,7 años.
Los expertos consideran que la tendencia consolidada es fruto de una suma de factores. Dos tendrían que ver con que España también encabeza los ranking europeos de emancipación tardía -ellas no suelen abandonar el hogar familiar antes de los 29 años- y los de precariedad laboral, con récord del paro juvenil, de temporalidad en el empleo, de salarios medios o bajos y de un precio desparado de la vivienda.
Otro se vincularía a que los ciudadanos, cada vez más, sitúan la consolidación de su carrera laboral y profesional por delante de la tenencia de hijos. Un cuarto tendría que ver con la debilidad histórica de las políticas de conciliación y de apoyo a las familias en España en comparación con las de países del centro y norte de Europa, lo que no incentiva la crianza.
Invierno demográfico
La cada vez mayor edad media de maternidad tiene como efecto directo la caída en picado en el último medio siglo de la tasa de fecundidad, el número de hijos por mujer, que en España ha pasado de los 2,77 de los años setenta del siglo pasado a los 1,19 de 2021.
La tendencia amenaza con lo que los especialistas llaman «invierno demográfico» o, lo que es lo mismo, que la cifra anual de muertes sea muy superior a la de nacimientos, como ocurre ya en España, con el correspondiente envejecimiento acelerado de la población, que hasta ahora solo se ha conseguido paliar con la llegada de miles de inmigrantes. Los demógrafos calculan que la tasa de fecundidad que permitiría una reposición ordenada de la población española rondaría los 2,1 hijos por mujer, casi el doble de la actual.